Por: Emilio Fonseca
Vivimos en una eterna espera. Los días pasan, más lentos que de costumbre, con una extraña sensación de que “algo va a pasar”. Para unos, creo que los menos, esto se reduce a que la hondureñidad vaya olvidando poco a poco el descaro con que se instaló en el poder le actual régimen, saltando sin empacho alguno la voluntad popular manifiesta.
Estos son los que viven llenándose la boca con un supuesto amor a una “democracia” que se basa únicamente en la complacencia de sus caprichos.
Pero vemos también la descomposición que se ha ido adueñando de los diferentes estratos debido, en gran medida, a esa nueva idea que se pretende implantar desde el poder. Pero resulta obvio que, si se les coloca en la parte receptora, los nuevos ricos y los nuevos “ideólogos” serían los primeros en protestar. ¿A quién le parece correcto que le digan que los delitos desaparecen si se devuelve lo robado? ¿Acaso no es corrupción ejercer cargos públicos para los que no se tiene la formación adecuada? ¿Conseguimos cargos y sueldos de primer mundo para que nuestros hijos aprendan, en lugar de dejar que los más preparados y decentes busquen con su trabajo el mejor destino de nuestro país?
Esto nos hace pensar también en los valores familiares. Vemos con sorpresa que gente mayor, con fama de honradez y decencia, se ve implicada en delitos de abuso de autoridad, de malversación de caudales públicos, de faltas a las obligaciones de los funcionarios y un largo etcétera. Y eso nos causa una mayor desesperanza.
Pero para todo esto habrá una final. Un día después. Y eso no es tampoco motivo de alegría. Nuestra Honduras pasará largos años, que ya no esperamos ver, dedicada a intentar reparar los daños de esta hornada fallida de adoradores de lo ajeno. Años en que todos tendremos que pagar lo que no se gastó en todos.
Todo esto debe venir. Esta generación de asaltantes del erario sufrirán, espero, algo más que esa condena pública que intentan reprimir con gases y golpes.
Pero ese gasto, que también vendrá, en nuevas y mayores cárceles, ese gasto…no será en vano.
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Me encanta desafiar el poder y escudriñar lo oculto para encender las luces en la oscuridad y mostrar la realidad. Desde ese escenario realizo el periodismo junto a un extraordinario equipo que conforma el medio de comunicación referente de Honduras para el mundo Ver todas las entradas