Foto portada: Adam Smith, Karl Marx, Peter Schumpeter y John Maynard Keynes.
Por: Marta Tomé.
El británico John Maynard Keynes (1883-1946), fue uno de los economistas más influyentes del siglo XX, sus ideas han tenido una fuerte repercusión en las teorías y políticas económicas. En junio de 1930, publicó un ensayo sobre el desarrollo económico en el próximo siglo: „Economic Perspectives for our Grandchildren“ (Perspectivas económicas para nuestros nietos). http://www.econ.yale.edu/smith/econ116a/keynes1.pdf
Ese documento evidencia el ingenio de Keynes, pues el tiempo le ha dado la razón en la predicción que hizo sobre el futuro del capitalismo.
Keynes preveía que el progreso tecnológico y la acumulación de capital satisfarían fácilmente las necesidades básicas de todos. Porque el desarrollo tecnológico superaría la escasez económica, que es el problema fundamental de cualquier economía. El aumento de la productividad sería tan significativo que con el tiempo les permitiría a las personas trabajar sólo 15 horas semanales. Lo que le permitiría a la gente tener más tiempo libre y dedicarse a lo verdaderamente importante: al arte, la cultura y las relaciones personales.
Karl Marx (1818-1883), el economistas alemán más influyente del siglo XIX, que surgió como consecuencia de la Revolución industrial y que fue testigo del comienzo del desarrollo tecnológico; al igual que Keynes confiaba en él. Pero ambos tenían enfoques diferentes sobre el cambio social que creían necesario. Marx, basado en su ideología de que el proletariado llegaría a controlar los medios de producción, se limitó a creer que el desarrollo tecnológico favorecería al trabajador. El enfoque de Keynes, que tenía una posición mixta entre el capitalismo y el control que sobre él debería mantener el Estado, era más pragmático, lo que le permitió elaborar un pronóstico sobre el impacto social del desarrollo tecnológico.
Joel Mokyr (1946), el historiador económico judio-estadounidense ganador, en 2025 del “Premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel”, ha hecho un análisis sobre ese ensayo de Keynes y opina que el aumento de la productividad desde 1930 ha sido incluso mayor de lo que Keynes predijo y en los países industrializados se ha reducido significativamente la jornada laboral, pero quizás por temor al aburrimiento, no a 15 horas semanales como pensaba Keynes. Piensa que los debates actuales sobre el balance entre la vida laboral y personal probablemente habrían complacido a Keynes. Sin embargo, cree que el mayor defecto de ese ensayo podría radicar en que Keynes no le haya prestado atención a los temas de la igualdad y la justicia.
Keynes, según Mokyr, asumió que el progreso llegaría a todos de forma más o menos equitativa, pero desgraciadamente no ha sido así. Dice que Keynes no pensó en situaciones como que la brecha entre ricos y pobres tendería a ampliarse dentro de los países industrializados y que regiones enteras se resistirían al crecimiento económico a través del desarrollo teconológico. Regiones que yo diria se encuentran en África subsahariana y América Latina, donde Honduras es uno de los mejores ejemplos. La tecnología avanza a pasos agigantados, mientras Rixi Ramona Moncada (1965) quiere regir el país tomando como modelos a paises como Cuba y Venezuela, con sistemas económicos fracasados y desarrollo tecnológico nulo.
Adam Smith (1723-1790), el padre de la Economía moderna, publicó en 1776 su obra «La riqueza de las naciones», el libro más importante de la ciencia económica, Así que el próximo año, el mundo económico celebrará el 250 aniversario de su publicación. En esa obra se fundamentó la economía clásica, pero también el liberalismo económico. Es el texto fundamental de la teoría de la economía de mercado.
Por esa razón, el “Wall Street Journal” planteó una pregunta a varios estadounidenses expertos en economia y finanzas, tanto académicos como en la práctica: “¿Cómo será el capitalismo estadounidense dentro de 50 años?”. Ninguno de ellos se atrevió a predecir el futuro, como lo hizo John Maynard Keynes en 1930, pero si dieron sus opiniones sobre el tema. Su precaución es comprensible, ya que en nuestros días el desarrollo es demasiado acelerado, lo que hace casí imposible hacer un pronóstico.
Un dato tranquilizador para los defensores de la economía de mercado es que ninguno de los entrevistados predijo el fin del capitalismo. Porque en la actualidad el capitalismo no tiene rival o competidor. La economía china es capitalista como la de Estados Unidos. Pero la situación era distinta en la época de Keynes, cuando muchos intelectuales occidentales creían que el comunismo soviético acabaría superando económicamente al capitalismo. Demostrando ese pronostico de Keynes su clara visión económica y social.
Pero si bien es cierto que actualmente no existe una competencia sistémica tan radical. Sin embargo, ha surgido una nueva competencia, la geopolítica. Sobre todo entre Estados Unidos, China, Japón, Europa e India que luchan por mantener su hegemonía comercial, lo que también influye en el desarrollo del capitalismo. Porque el papel clásico de Estados Unidos como potencia hegemónica que estabilizaba las reglas de la economía de mercado es cosa del pasado.
Pero también hay que tomar en cuenta que en la lucha entre la seguridad nacional y las oportunidades de crecimiento global, varios países priorizan ahora la seguridad y están dispuestos a sacrificar el crecimiento. Como Europa frente a las amenazas rusas.
A pesar de todas las convulsiones políticas, los economistas, en general, siguen convencidos de que el capitalismo seguirá siendo sólido dentro de 50 años, gracias a su capacidad para aprender de los errores y adaptarse con flexibilidad a las nuevas condiciones. El capitalismo siempre ha sabido ajustarse a las nuevas realidades. Mokyr afirma que: “Las fuerzas del mercado pudieron desarrollarse y, a menudo, se pudieron construir modelos de negocio rentables a partir de nuevas necesidades sociales”. Ignorar esta capacidad camaleónica de adaptación del capitalismo fue el error fundamental de Karl Marx y Joseph Schumpeter (1883-1950), quienes esperaban que éste colapsara por sus contradicciones internas, por un estancamiento decadente o hasta por su propio éxito.
El capitalismo se basa en la capacidad de transformar las innovaciones en inversiones, una fortaleza que, según la mayoría de los economistas encuestados, se refleja actualmente, en la revolución que la inteligencia artificial ha impulsado en todos los ámbitos de la vida. Sin embargo, queda por ver si los beneficios de la IA serán aprovechados exclusivamente por los monopolios tecnológicos, lo que agravaría la desigualdad social, como advierte el economista Daron Acemoglu (1967), coautor del libro: “Por qué fracasan los países” y en 2024 fue galardonado con el “Premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel”.
También es posible, por supuesto, que los trabajadores se beneficien de la IA al utilizar sus aplicaciones específicas para operarios de líneas de montaje, enfermeros, educadores u otros servicios, lo que facilitaría y aumentaría la productividad. Según Acemoglu, “Que sean las empresas tecnológicas o los trabajadores quienes finalmente cosechen los beneficios de la IA depende de si existe una competencia abierta con leyes antimonopolio adecuadas que desafíen el monopolio de los gigantes tecnológicos”. Lo que significaría un retorno a los principios económicos de la “economía social de mercado”. Buscar un equilibrio entre la eficiencia económica de la competencia y la equidad social, para que los beneficios del crecimiento económico fomenten el desarrollo económico y beneficien a toda la población. Es decir, nosotros en Honduras en vez de estancarnos en el socialismo, un sistema que está probado como obsoleto, tenemos que ser pragmáticos e implementar la política keynesiana: libre mercado controlado por el Estado.
Entre los defensores del libre mercado, donde se tomen decisiones en base a costos y beneficios, pero con la intervención del Estado para corregir los fallos del mercado se encuentra Gregory Mankiw (1958), catedrático de la Universidad de Harvard y autor de uno de los libros de texto de economía más exitosos del mundo: “Principios de Economía” (con 8 ediciones en español), que ha suplantado al de Paul Samuelson (1915-2009), que fue mi libro de texto.
En el campo político, Mankiw dice que: “La persistente desigualdad social proporcionará un terreno fértil para los populistas tanto de izquierda como de derecha; pero, en respuesta, las fuerzas democráticas en estos países fortalecerán el estado de bienestar”.
Actualmente, nosotros en Honduras estamos viviendo ese populismo de izquierda. Rixi Moncada dice que distribuirá la riqueza entre los 10 millones de hondureños. Lo que no dice es como creará nueva riqueza, la necesaria para el crecimiento y desarrollo del país. Porque repartir no es difícil, eso todo mundo lo podría hacer. Ojalá y Mankiw tuviese razón y en Honduras las fuerzas democráticas respondan debidamente a ese populismo. Ya lo han hecho en Bolivia, en los Países Bajos y en Nueva York.
En general, según Mankiw, la vida y el trabajo serán más fáciles dentro de 50 años. El trabajo en las fábricas prácticamente habrá desaparecido; en su lugar, la gente trabajará cada vez más en el sector servicios, realizando tareas que hoy ni siquiera podemos imaginar.
Entonces, ¿saldrá todo bien al final?, se pregunta Joel Mokyr al final. No lo sabemos. Muchas cosas pueden salir mal. “Pero si muchas cosas salen mal, ¡no culpen al capitalismo!”, advierte el economista.
Nuestros líderes políticos deberían dejarse de babosadas y tratar de comprender la situación que estamos viviendo, para que puedan tomar las medidas necesarias, por ejemplo: enfocarse en las posibles ocupaciones del futuro en el campo de los servicios, para ir capacitando a nuestros jóvenes y que la realidad no nos deje en el futuro tan rezagados como estamos al momento. Porque si las cosas siguen mal en Honduras, no se podrá culpar al capitalismo, sino a nuestros incompetentes e incapaces políticos que no han sabido prever lo que es mejor para el futuro de la nación.
Por si quiere leer el artículo del WSJ y analizar las oponiones de los encuestados, aquí el enlace: https://www.wsj.com/economy/america-capitalism-future-expert-predictions-d854ad8b





