Analistas advierten que las narrativas sobre fallas podrían sembrar dudas en la ciudadanía, pese a que los simulacros están diseñados para corregir errores y no para declarar o presentar el sistema como un fracaso. Agregan que los tres partidos mayoritarios han instalado un discurso que desacredita el proceso electoral, aun cuando, en teoría, buscan ser electos mediante ese mismo mecanismo
Tegucigalpa, Honduras. – Sembrar dudas y desprestigio alrededor del sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP) de cara a las elecciones generales se ha convertido en uno de los ejes del discurso del Partido Libertad y Refundación (Libre).
Las recientes declaraciones de su representante ante el Consejo Nacional Electoral (CNE), Marlon Ochoa, quien calificó como fracasado un simulacro cuyo propósito es precisamente identificar y corregir fallas antes de los comicios, representan el episodio más reciente dentro de una serie de señalamientos contra el sistema de transmision.

A finales de agosto, el CNE adjudicó por unanimidad la licitación del TREP al Grupo ASD. Desde entonces, Ochoa presentó ante el Ministerio Público más de 20 audios que, según afirma, revelan un complot relacionado con la transmisión de resultados durante las elecciones generales.
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Para Ochoa, el simulacro «fracasado» constituye «una prueba más que la revelación de los audios es cierta y que existe una conspiración contra el proceso electoral orquestado desde el propio seno del órgano electoral». Agregó que, a menos de 20 días de las elecciones, «no existen garantías para un TREP transparente».
SIMULACROS BUSCAN CORREGIR FALLAS, NO ANTICIPAR CRISIS
Criterio.hn entrevistó a abogados y analistas con respecto sobre el impacto de las declaraciones del consejero a menos de veinte días de las elecciones generales. Todos coinciden en que el propósito del simulacro es identificar y corregir fallas, no para declarar o presentar el sistema como un fracaso.
Lester Ramírez, abogado y director del Instituto Universitario en Democracia, Paz y Seguridad (IUDPAS), señaló que esta narrativa busca generar desinformación, alimentar la incertidumbre y sostener un «discurso fatalista» sobre un posible fraude electoral asociado al posicionamiento del partido en las encuestas previas a las elecciones.
Ramírez dijo a Criterio.hn que está dinámica continuará durante el proceso electoral, incluso el día de la votación. Por ello, consideró clave que la ciudadanía y los medios de comunicación esté preparados y reconozcan que se trata de una táctica cuyo impacto aún es incierto, lo que hace necesario promover la participación y movilización del voto.
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El exfiscal y abogado Edmundo Orellana coincidió en que el simulacro cumplió su objetivo: identificar fallas para evitar que se repitan el día de las elecciones. «Si se hace un simulacro es para identificar los problemas, no es para decirle al mundo que todo esta bien […] El simulacro sería un fracaso si el CNE conociendo ya los problemas identificados no los resuelve», afirmó.
José Acevedo, abogado y director ejecutivo del Centro de Investigación y Promoción de los Derechos Humanos (Ciprodeh), también subrayó que la función de los simulacros es identificar las fallas que no funcionan y corregirlas.
«En este caso, la alarma es un poco fuerte para lo que todavía puede hacerse. Sin embargo, es importante notar que, […] a menos de tres semanas del proceso electoral y con una experiencia acumulada de muchos procesos electorales –quizá no con el nombre de Consejo [Nacional Electoral], pero si de autoridad electoral– tenga deficiencias tan marcadas, particularmente en los procesos de transmisión», planteó Acevedo.
El analista Leonardo Pineda considera que declarar el fracaso del TREP sin que se realice un segundo simulacro y sin propuesta de soluciones tal como lo hizo Ochoa, se distancia de lo que debería ser la actuación de un consejero del CNE.

DISPUTAS DENTRO DEL CNE AFECTAN SU IMAGEN, NO LA VOLUNTAD DE VOTAR
Sobre si el anuncio de Ochoa influirá en los electores el próximo 30 de noviembre, el exfiscal y abogado Edmundo Orellana considera que el único impacto real es el deterioro de la imagen del CNE.
«La gente esta decidida a ir a votar. La gente sabe que este es un problema interno del CNE, donde hay peleas de autoridad, peleas de imagen y peleas para ver quién es el más bonito en los medios de comunicación, pero eso ya no le sorprende al pueblo hondureño», afirmó.
Por su parte, José Acevedo señaló que los desacuerdos, los enfrentamientos y la disputa de poder dentro del CNE generan desconfianza en el proceso electoral.
Añadió que esta situación revela que algunas de las personas llamadas a dirigir el proceso democrático conocen poco sobre prácticas democráticas y muestran un compromiso limitado. A su juicio, sus actuaciones responden más a los intereses de sus partidos que al cumplimiento del mandato que tienen como autoridad electoral.
El analista Leonardo Pineda coincidió en que el discurso actual no contribuye al proceso electoral, sino que crea incertidumbre y debilita la institucionalidad. «La gente siente que el proceso esta en riesgo y eso debilita la confianza del ciudadano para ir a votar», advirtió.
TREP NO ES EL EJE CENTRAL DEL PROCESO ELECTORAL
El abogado Edmundo Orellana señaló que se ha distorsionado el sentido de la «de resultados, pues se ha hecho creer a la población que el TREP es el eje central de la elección, cuando el único resultado fiable, creíble y legítimo es el escrutinio realizado por el Consejo Nacional Electoral.
«La transmisión de resultados solo es para consumo interno de las instituciones del CNE y de los partidos para que sepan cuáles son las tendencias. Cuando ya se quiere conocer algo definitivo es cuando se hace el primer corte del CNE, que entiendo que es ya una vez que se cierran las urnas, pero no antes», planteó.

Consultado sobre la inconformidad manifestada por Libre desde julio respecto al TREP, incluso antes de que fuera adjudicado al Grupo ASD, el director de Ciprodeh, José Acevedo, apuntó que no solo Libre, sino los tres partidos mayoritarios han contribuido a desacreditar el proceso electoral.
«Creo que ha habido una intencionalidad de bajarle la confianza al proceso electoral en su conjunto, más que solamente a la transmisión de resultados. Si uno revisa que es lo que ha pasado y cuáles han sido los discursos no solo de ellos como autoridad electoral sino también de los mismos partidos políticos se encuentra que ha sido una intención de desacreditar el proceso, a pesar de que todos, en teoría, aspiran a ser electos bajo ese proceso», detalló Acevedo.





