La raíz del conflicto en el Consejo Nacional Electoral (CNE), según analistas, es el dominio del tripartidismo (Libre, Nacional y Liberal) en el Congreso Nacional, que ha convertido las elecciones de segundo grado en una repartición de cuotas de poder
En ese sentido, proponen sustituir el actual modelo de reparto por uno basado en mérito y técnica, así como fortalecer la participación ciudadana. Coinciden en que, sin un árbitro independiente y confiable, el proceso democrático seguirá secuestrado por intereses partidarios
Tegucigalpa, Honduras. – La reciente crisis institucional en el Consejo Nacional Electoral (CNE), derivada por las desavenencias entre los consejeros y una posible renuncia de una de sus titulares, ha reavivado los llamados a una urgente despolitización del órgano electoral y a profundas reformas que garanticen la transparencia y legitimidad de los próximos comicios.
No es primera vez que se menciona la despolitización de los órganos electorales o de instituciones cuyos titulares son electos por el Congreso Nacional, en el cual domina el tripartidismo [partidos Libre, Nacional y Liberal], precisamente para evitar la intervención o la prevalencia de intereses político-partidarios.
Analistas que esta coyuntura vuelve a poner en evidencia cómo el control partidario —especialmente del tripartidismo— socava los cimientos democráticos del país.
Estas elecciones de segundo grado han sumergido a Honduras en varias crisis que al final derivan en acuerdos políticos y repartición de cuotas de poder, dentro de las instituciones, para favorecer a los intereses de los “dueños de los partidos”, así los describe el exdirector del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC-SJ) y Radio Progreso, Ismael Moreno.
Por ejemplo, en 2023 la elección del fiscal general y fiscal general adjunto del Ministerio Público, sumergió al Congreso Nacional en una parálisis legislativa de más de 100 días sin sesiones del pleno que finalizó en enero de 2024 cuando se aprobó el Presupuesto General de la República.
Pero los acuerdos y negociaciones entre los partidos Liberal, Nacional y Libre, seguían entrampados, fue hasta marzo de 2024 cuando se pudo llegar al número mágico (86 votos) para la elección de los titulares del Ministerio Público, los comisionados del Instituto de Acceso a la Información Pública (IAIP), magistrados del Tribunal de Justicia Electoral (TJE) y consejeros del Consejo Nacional Electoral (CNE).
En cada una de esas instituciones, incluyendo la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y la Superintendencia de Alianzas Público Privadas (SAPP), el tripartidismo logró su cuota de poder.
A esto se suma la falta de voluntad política para impulsar reformas electorales profundas. Temas como la segunda vuelta presidencial, la separación de elecciones legislativas y presidenciales, o la ciudadanización de las mesas siguen sin avances reales, pese a que son claves para mejorar la calidad democrática del país.
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DESPOLITIZACIÓN DE ÓRGANOS ELECTORALES
Para el exdirector del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERCI-SJ) y Radio Progreso, Ismael Moreno, la crisis en el Consejo Nacional Electoral (CNE) es un tema político partidario, ya que los consejeros defienden las posturas de sus partidos y el control del sistema de Transmisión de Resultados Preliminares (TREP).
Enfatizó en que a futuro se debe buscar la despolitización de los órganos electorales, alejando del control de los partidos políticos estas instituciones que se encargan de realizar, fiscalizar y gestionar los procesos electorales.
En una entrevista brindada días atrás a este medio digital explicó que mientras los propietarios de los partidos políticos no lleguen a un acuerdo, los consejeros tampoco llegarán a un acuerdo que finalice las desavenencias en el CNE.
“Porque los consejeros, así como los estamos nosotros viendo actualmente, más que consejeros son activistas de los partidos políticos. Y siendo activistas de los partidos políticos enredan las cosas”, manifestó el sacerdote jesuita.
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En ese contexto, el abogado y analista político Luis León calificó la actual situación del CNE como una “catástrofe institucional”. A su juicio, la crisis refleja la profunda manipulación partidaria que domina el sistema electoral hondureño, poniendo en jaque la credibilidad de las elecciones generales de noviembre.
León es del criterio que, a futuro, se debe despolitizar instituciones como el Consejo Nacional Electoral (CNE), ya que los partidos políticos no pueden ser “jugadores” y “árbitros” en el proceso electoral.
“Es una vergüenza que los partidos políticos quieran decidir quién gana una elección, imponer resultados, imponer procesos fraudulentos y no respetar la voluntad del pueblo hondureño”, expresó León en entrevista brindada a un noticiero capitalino.
Organismos nacionales e internacionales han advertido sobre la necesidad de garantizar un árbitro electoral independiente y confiable. Sin embargo, los partidos han mostrado poco interés en ceder ese control.
La falta de reformas también mantiene vivo el fantasma de los fraudes electorales del 2013 y 2017, señalados por la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York durante el juicio contra el expresidente hondureño Juan Orlando Hernández por su participación en el trasiego de armas y droga hacia Estados Unidos.
En ese sentido, analistas coinciden que, sin reformas electorales y transformación estructural, el sistema electoral hondureño continuará como un instrumento al servicio de los intereses políticos, y no de la población hondureña.
Para lograr esa transformación, proponen establecer mecanismos de selección más técnicos y meritocráticos para cargos de alto nivel, y no basados en cuotas partidarias. También recomiendan fortalecer la participación ciudadana en las mesas receptoras de votos, para reducir la influencia directa de los partidos políticos durante la celebración de las elecciones.
