Por: Allan Bernárdez
El proceso electoral primario ha dejado en una gran parte de la población hondureña un sabor agrio. Pareciera que los hombres y mujeres a cargo de las instituciones del estado encargada de velar por la pulcritud del proceso, no difieren a sus antecesores. En esta Honduras de incertidumbre, reina la desconfianza que como resultado genera polarización.
Una semana después de haber culminado la votación, sin conocer resultados definitivos, pero con un enorme reclamo de varios movimientos de partidos políticos que aducen tener y las tienen, actas manipuladas (infladas) que favorecen a determinado candidato. Y es que el ejemplo que dejó el último proceso eleccionario en Norteamérica, indica que cuando se dan indicios de fraude que no perjudica la integridad del proceso, difícilmente se puede revertir el resultado. Entendiendo esto, puedo deducir que las tendencias oficializadas por el CNE no sólo se mantendrán, sino que formará parte de su declaratoria final.
La desazón creada en el Partido Liberal generará nuevamente una división al interno de la “oposición política”, esta vez mucho más visible para el pueblo hondureño. Desde ya se vislumbra dos bandos intentando posicionarse ante los ojos de la ciudadanía bajo el estandarte de “Alianza de Oposición Política”. Por un lado, tendremos a la oficialidad de los Partidos LIBRE y LIBERAL (alianza Mel-Yani) que abrirán sus puertas para que se sumen ciertas organizaciones políticas y sociales afines a su ideología y manejo arcaico (politización institucional y caciquismo).
El otro bando se comenzará a conformar con el PSH y Luis Zelaya, pero a falta de representación Institucional del segundo, se requerirá que entre en escena otro u otros institutos políticos. Podrían sumarse el PINU SD, ALIANZA PATRIOTICA, talvez uno más de los de reciente creación, pero todo dependerá del mensaje, accionar y trato que se le den a cambio de “prestar” sus sellos y sumar su militancia (recordemos que en esta etapa no cuentan los dígitos sino el número).
Este segundo bando opositor podrá ser engrosado por 2 facciones provenientes del Partido Libre. Tanto Nelson Ávila como Wilfredo Méndez dejaron un “buen sabor de boca” dentro de su militancia y al parecer las bases de Libertad y Refundación entraran en desacuerdo con las decisiones de su alta dirigencia.
Este aglutinamiento de actores deberá ser enriquecido por organizaciones, gremios, plataformas ciudadanas y otras instancias de sociedad civil que le brinde la suficiente fortaleza para venderse como alternativa real de triunfo del proceso electoral general de noviembre próximo.
Pero pecar de sobrado y pensar que basándose en una estrategia egocéntrica se logrará superar los múltiples obstáculos por venir, sería un gravísimo error por parte de quienes pretenden encabezar cualquier propuesta política en Alianza. El Partido Nacional, pese a su enorme desgaste y clara vinculación con la narcoactividad sigue demostrando ser un rival fuerte y con suficientes recursos para derrotar a cualquier alianza “piruja” débilmente estructurada.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas