Del campo al cajero: tarjetas bancarias hechas de maíz

Por: Redacción CRITERIO

redaccion@criterio.hn

Credit Cards
Las tarjetas bancarias tienen varias funciones: desde disponer de dinero, causar dolores de cabeza por deudas, y también… ayudar al medio ambiente.

Cuando se vence el plástico queda la pregunta sobre su destino una vez que es desechado. El policloruro de vinilo (PVC) del que está hecho puede ser reutilizado, aunque no es biodegradable, por lo que un material más ecológico podría ser una buena solución.

La compañía Gemalto, líder mundial en la producción de tarjetas y seguridad digital, han trabajado en los últimos tres años en la producción de tarjetas a partir de un polímero biodegradable, el ácido poliláctico, el cual se obtiene de recursos como el maíz.

Sí, lees bien, maíz; pero tranquilo, los creadores de esta innovación señalan que tienen todas las prestaciones de una tarjeta de plástico común y que no hay peligro de que se degraden dentro de la cartera, puesto que es un proceso que comienza una vez que son desechadas.

“Esta tarjeta ha sido un trabajo arduo y largo de investigación y desarrollo que tomó tres años; muchos productos, y sobre todo estos financieros, tienen una cantidad de particularidades en cuanto a las características que deben tener los plásticos como aceptar hologramas, bandas magnéticas, durabilidad”, señaló a CNNExpansión Dimas Gómez, director de Mercadotecnia del área de finanzas de Gemalto en América Latina.

Gómez indicó que estas tarjetas biodegradables tienen un periodo de vida igual al de los de PVC, de 3 a 4 años, y que a partir de pruebas de biodegradación de esta materia prima, este proceso solo se puede dar en condiciones de 58º C y 90% de humedad.

El banco austriaco Raiffeisen fue el primero en adoptar en 2012 esta tecnología sustentable de Gemalto, tarjetas 100% compostables y “reciclajes para hacer una nueva tarjeta”, según apunta Dimas Gómez.

En países como Dinamarca, Alemania e Italia, Gemalto ha implementado esta modalidad de tarjeta, mientras que en América Latina, México es la primera nación en la que se prueban estos productos ofrecidos a los clientes de CI Banco.

“Parece poco, pero las tarjetas tienen una vigencia, se van cambiando por una mejor visión hacia los bancos, calcula el número de tarjetas que puede haber entorno a todo el universo, de los que estamos adentro de la banca, es enorme”, apuntó Jorge Rey Gehrke, director de sustentabilidad de CI Banco, compañía que desde el 2012 decidió convertirse en un banco verde.

Rey comenta que los bancos tienen también una responsabilidad social con respecto al ambiente y que deberían entender a la sustentabilidad como un «negocio». Sin embargo, comprende que para los grandes bancos mexicanos tomar este tipo de acciones es difícil, a diferencia ellos que al ser un banco de nicho «las decisiones las podemos tomar de manera ágil, y acatando justamente a la filosofía que tenemos”.

Cuando CI Banco se acercó a Gemalto para explorar la idea de las tarjetas biodegradables, la cuestión del costo de su producción fue la primera preocupación.

“El primer pensamiento que se nos vino fue cuál será el impacto de negocio al realizar este esfuerzo; el segundo, fue la parte del diseño; y el tercero, la poca experiencia (en estos productos) de aquellas empresas que se dedican a hacer tarjetas”, indicó Rey.

Aunque el directivo ve un costo un poco más alto en comparación con las tarjetas tradicionales, considera que es una buena inversión al haber un sector importante interesado en las cuestiones del cuidado del ambiente.

Para Dimas Gómez, la única limitante en los tres años que lleva este producto en el mercado es la complejidad de su fabricación, al estar solamente concentrada en Singapur, lo que dificulta una mayor distribución.

“Si tiene un costo más elevado, es un proceso más complejo, son tarjetas que todavía no se han llegado a producir en volúmenes masivos, todavía no es un porcentaje grande de la producción total, y en economía de escala hacen que el costo de producción sea más elevado”, señaló Gómez.

Jorge Rey cree que mientras más bancos en México se sumen a este producto, su costo de fabricación tendrá una considerable reducción.

Gemalto trabaja con otras formas de contribuir al ambiente como es el impulso de la banca digital y reciclaje en otros materiales, como en los empaques biodegradables para las tarjetas, además de un programa de recolección de materiales contaminantes en bancos.

Por su parte, CI Banco ofrece más «productos verdes» como la tasa preferencial para clientes que buscan autos que emitan menos de 180 gramos de carbono por km recorrido, además del financiamiento en la instalación de paneles solares en casas y negocios.

Una compañía que produce tarjetas de crédito ha generado tarjetas bancarias a partir de un polímero que se encuentra en el maíz. Las tarjetas tienen un periodo vital de entre 3 y 4 años, igual a las tarjetas de PVC. Un directivo de la compañía dice que son un poco más costosas que las tarjetas tradicionales.(tomado e CNN)

Contenido a tu alcance

Periodismo de calidad en tus manos

Suscríbete y se parte de nuestro newsletter