Por: Filiberto Guevara Juárez
Eso de posiciones políticas de derecha, centro e izquierda, como en una línea recta, origina una confusión. “Si uno se guía por lo que dicen en la “tele”, el liberalismo es la derecha, y lo más liberales, la ultraderecha. Esto obviamente es problemático, ya que de ultraderecha también se cataloga a corrientes como el fascismo y el nazismo, y nada más alejado de la idea de la libertad que eso”. Lo cierto es que, para Friedrich Hayek, que obtuvo el premio Nobel de economía, siendo un liberal en lo político y en lo económico; sólo existen tres grandes posiciones en política: liberal, conservadora y, socialista.
Dentro de dichas posiciones, Hayek, para definirlas muy bien, prefiere ubicar a cada posición ideológica, en el ángulo de un triángulo equilátero. En el mismo sentido a lo dicho por Hayek, podríamos ubicar a los liberales, en el ángulo del vértice de dicho triángulo, siempre apuntando hacia el progreso y a la innovación; hacia arriba, hacia adelante, porque esa es la característica de un liberal, el cual no tiene temor de enfrentar lo desconocido. El liberal tiene también como principal característica, creer que no es omnisciente en el conocimiento, el cual considera que está disperso en toda la nación y, que ese conocimiento disperso supera al conocimiento de cualquier persona en particular.
Es más, al igual que el gran filósofo griego, de la antigua Grecia, Sócrates, es consciente de que es más lo que desconoce, que lo que conoce, aún de su propia especialidad en el campo de todo saber, si lo tuviere académicamente. En ese sentido, adopta una posición humilde ante el conocimiento, y, ante las demás personas. En otro aspecto, el liberal nunca es estático y, mucho menos, se queda anclado en el pasado.
El conservador, al cual ubicaríamos en el ángulo del lado derecho de la base del triángulo antes descrito; es reacio a un cambio con la incertidumbre de por medio; prefiere lo seguro y controlado por alguien, por un caudillo dirigente fuerte que les brinde esa seguridad, que sólo la da, a quien consideran ellos, tienen la capacidad para hacerlo. Contrario a los liberales, consideran conveniente por uno u otro motivo, sujetarse a la autoridad del caudillo, al cual admiran en extremo, por considerarlo omnisciente, y cuya autoridad y talento, nunca se atreven a discutir. Prefieren el orden a la anarquía.
En cambio, las personas de talante liberal, se muestran hasta irreverentes ante su líder, porque para un liberal, su principal valor en política, es la libertad, tanto exterior como interior. Un liberal está plenamente consciente de ello. Esa es su filosofía de vida, que determina su actitud. Como persona, no transige con la pérdida del valor de su sacrosanta libertad individual. El liberal se muestra consciente del por qué y para qué de su libertad. Prefiere determinar en el interior de su conciencia, qué hacer con su libertad y, no, que otra persona o un sistema político y económico, se lo dicte.
El conservador y socialista, en cambio, prefiere todo lo contrario. Para eso, están dispuestos a sacrificar hasta su libertad individual, acatando dócilmente, lo que determine su máximo líder político o líderes de cúpula de su Partido. Cual rebaño de ovejas, siguen a su pastor, con el misticismo muy propio de un religioso. Un misticismo, fundamentado en un historicismo, donde todo ya está predeterminado por leyes sociales e inexorables, de las cuales es casi imposible liberarse. Sin tomar en cuenta que la complejidad de lo que sucede en lo social, es difícil de predecir y controlar. Porque es muy complejo. Eso lo entiende perfectamente un liberal de convicción. Nadie puede estar completamente seguro, de lo que sucederá en el futuro en una sociedad, nación, o en el mundo entero. Porque eso seguirá siendo una especie de misterio sociológico.
Ese es fue el error que cometieron los filósofos historicistas como Martin Heidegger y Karl Marx y el mismo Platón, en el cual se basan según Karl Popper, Martin Heidegger y Karl Marx, según lo expresado por él, en su portentoso Ensayo, “La sociedad abierta y sus enemigos”. Tanto los conservadores como los socialistas según Karl Popper, son partidarios de una sociedad cerrada y no abierta. Añoran por eso, el retorno a la sociedad tribal que les confiere una especie de seguridad, añorando también, el retorno a lo paterno, es decir, a la patria de sus ancestros. Es por eso, que se vuelven patrioteros al extremo, según el gran pensador de la libertad Karl Popper. En eso, en cierto sentido, los conservadores se asemejan a los socialistas, a los cuales se les puede ubicar en el ángulo del lado izquierdo, anteriormente indicado. Los socialistas, tienen la gran particularidad, que luchan a muerte por un cambio de sistema político y económico, que sienten que los oprime.
Pero que una vez, operado ese cambio, prefieren que ya no cambie nada dentro del nuevo sistema totalitario, o, que ese cambio sea mínimo y ordenado, bajo la dirección de un líder fuerte y autoritario y hasta de una cúpula de un Partido, que todo lo centraliza en lo político y en lo económico. Los socialistas pues, se parecen más a los conservadores en lo político. Por eso, cuando un socialista se desengaña, prefiere afiliarse a un Partido Político conservador. No así, en lo que tiene que ver con la defensa del libre mercado, al aceptarlo con algunas restricciones, tal como sucede actualmente en la República Popular de China. En lo cual difieren con los liberales y conservadores. En esto último, el liberal y el conservador hacen causa común.
Aunque, el liberal difiere del conservador, en el sentido de que, el liberal no aboga por el control de precios en los productos, ni por el proteccionismo nacionalista de los mercados. También, en materia de impuestos, el liberalismo aboga por una menor carga impositiva. En cambio, el conservador, sí aboga por una mayor carga impositiva para fines populistas y colectivistas electoreros. Para de esa manera, perpetuarse en el poder. Llegando hasta el extremo de adoptar posiciones excesivamente proteccionistas, ultranacionalistas y patrioteras. Por eso son partidarios de los aranceles a los productos importados. Lo cual al final, se traduce en una carga impositiva para el consumidor de esos productos importados Ese era el caso de la posición política y económica, del expresidente Donald Trump, en EEUU.
La persona que adopta una posición liberal, difiere tanto del conservador como del socialista, en el sentido de no imponer sus valores éticos y morales a la sociedad. Tanto para el conservador como para el socialista, lo importante es que, en ese campo sus posiciones en lo ético y lo moral sean consecuentes con el líder que los dirige. Contrariamente, los liberales, son del criterio que cada persona decida conforme a su consciencia en lo ético y lo moral. En consecuencia, son muy respetuosos de la libertad de conciencia de cada persona.
Así pues, si una persona se afilia a un Partido Político, debe tener bien claro, qué es ser liberal, conservador, o, socialista. El asunto, no es tan simple como parece. Requiere mucho análisis racional. No es una cuestión de sentimiento o conveniencia, solamente.
San Pedro Sula, 17 de octubre, de 2021.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas