La batalla por la justicia

Crónica para los diputados de Parlamento Europeo, la caja china        

 

Por: Rodolfo Pastor Fasquelle

Crónica para los diputados de Parlamento Europeo, la caja china                                  

  A Luis Ayala

A la distancia, los centroamericanos vemos pocas diferencias entre Uds. señores eurodiputados que –acaso- nos ven desde lejos solo perciben las claras semejanzas entre nosotros. Una tradición mística dice que Dios solo mira a un ser humano, el que él mismo creó. En muchos aspectos nos parecemos con El Salvador y a Guatemala, en donde desde hace un cuarto de siglo -luego que se firmara la paz supuesta- se reprodujo el poder fáctico bajo cubierta de un sistema político electoral dominado por el narcotráfico y la corrupción. Pero allá el sistema de partidos se fraccionó. Aquí se conservaron hasta el 2013, los partidos -casi indiferenciados en sus propuestas programáticas- mancomunados para estorbar el ascenso de quienes ampliarían la representación o escaparían del pacto. Entrambos, El Salvador y Guatemala han encausado a cinco de sus ex presidentes, nosotros a ninguno. Sobre todo Honduras hoy se parece mucho a Nicaragua, a la cual hemos relevado de ser la más pobre de la región. No es cuestión ideológica, aquí no hay izquierda ni derecha legitima. Solo claros beneficiarios perversos, victimas, victimarios y sinvergüenzas.

Y pequeñas diferencias históricas y de modales. Los nicas apenas derrotaron a la dictadura proxy de los Somoza en 1978, cuando nosotros teníamos 30 años de haber sacado –con un ardid bipartidista- a Tiburcio Carias. Pero en lustros recientes, igual aquí que allá, con aquellos mismos moldes de los 1930s, se reprodujeron las más temibles dictaduras del Continente y El Caribe. Dictadura orwelliana, dice ayer Diego Fonseca en el New York Times acerca de la de Daniel Ortega, quien usurpa el titulo de sandinista. Y como tiene que decirse de la dictadura de Juan O. Hernández, que se proclama falsamente nacionalista cuando representa la entrega total del país, de su estadidad, de servicios, recursos naturales y geoestratégicos al interés de la codicia hegemónica, a cambio del poder blindado. Al igual que  Nicaragua, Honduras vive hoy una pesadilla de la que estamos perdiendo la esperanza de salir solos. Aunque también hay diferencias. ¡En Nicaragua los policías no asesinan activistas, y el ejército no dispara contra la gente en la calle! Hay más afinidades.

Con diversos ardides se ha suprimido allá y aquí cualquier resto de equilibrio entre poderes distintos. De modo que la arbitrariedad no tiene freno, ni espacio el derecho. Los dictadores aquí y allá dominan sin contraste a las instituciones públicas. Controlan virtualmente casi todos los medios de comunicación masiva. Utilizan a discreción los recursos del estado para malear y reprimir. Usan tecnología de punta para escuchar conversaciones, leer mensajes de voz y electrónicos, suprimir expresiones de la oposición. Y han corrompido aun a sindicatos, empresarios,  periodistas, miserables y  militares. Derrotamos una y otra vez a nuestros dictadores, pero nada vale contra sus fraudes y el terror oficial. Ninguna impugnación procede. Nada prospera.

Desde el bajo medievo, se habla de inventar una maquina del eterno movimiento, que tantas imaginarias inspiró. En Mesoamérica, nuestros déspotas han inventado algo parecido y opuesto a la vez, la crisis perpetua con la cual no pasa nada nunca.  La Caja China para la opinión. Aunque las leyes de la termodinámica predigan lo contrario, las acciones más violentas no producen una reacción, los llamados a indignarse se claman sin que nadie escuche, como en remotos desiertos en que el sonido se esfuma. Vienen sucediendo las cosas más insólitas, pero no pasa nada. Primero fue el golpe, después la sucesión de escándalos. La elección de Lobo sin oposición, la primera de JOH con trampa.                                                                                           

Hace tres años nos incendió el caos del IHSS, en el que los actuales gobernantes son confesos de haber desviado fondos y falseado medicamentos por lo cual murieron miles de pacientes que todas sus vidas habían ahorrado para recibir esos servicios y fármacos. Y salió la gente a la calle pero el seguro solo cubría a unos pocos miles. El gobierno extraditó a sus amigos narcos y al más fuerte opositor. Y prometió traer una instancia internacional a investigar la corrupción. La OEA se comprometió a hacerla funcionar. Los cooperantes a financiarla. Y confiamos. Pero la farmacéutica anda libre y nadie ha devuelto nada.

Luego debimos alzarnos por el escándalo de la Corte Suprema que -sin facultades- reformó la Constitución que debía obedecer. Y debió sublevarnos  el escándalo del asesinato de Berta Cáceres, impune como tantos otros de lideres populares, en que están involucrados políticos, empresarios y policías militares. Y hubo protestas y consignas. Pero no paso nada. Porque las mayorías están excluidas, no entienden o tienen miedo o las tres cosas.

Hace tres meses nos crispó el robo burlesco -otra vez- de las elecciones que movilizó a cientos de miles a las calles y plazas, pero fueron ametrallados y perseguidos de autoridad. Y aunque sigue provocando puntuales reacciones populares, el fraude ha recibido el consentimiento encubridor de la prensa, el apoyo letal de las FFAA, la sustentación material de la empresa corporativa, la bendición y las plegarias del clero cómplice y por supuesto el respaldo de los socios externos del régimen con su llamado a que no hagan olas, porque el problema es la ola, Venezuela, o Cuba.

Hubiera provocado en cualquier otro país occidental al menos un sacudimiento del régimen la implosión que hemos contemplado esta semana de la Misión enviada por OEA a impulsar la justicia. Abatida por la corrupción interna y externa, que se suponía que combatiría. Y neutralizada para todo fin práctico ad perpetúame.

En otra latitud pudo haber botado al gobierno la revelación de que al publicar en La Gaceta los textos legales promulgados en la Cámara, el oficialismo los altera a voluntad, por la vía de la enmienda,  y después se rehúsa a remendarlos. El descubrimiento del Pacto de Inmunidad mediante el cual los diputados que estaban siendo investigados se recubrieron de nuevas protecciones debió provocar una crisis sin fin en cualquier país que se respete. Y el fallo absolviendo de responsabilidad a media docena de diputados a quienes se les había demostrado que recibieron coimas para traicionar a sus electores debió anularse con destitución de la jueza que -al tiempo- se cubría a si misma. Pero el que reclama es discretamente ejecutado como Luis Ayala. Los EUA dispusieron eximir a nuestra dictadura de responder por peores delitos que exige que expliquen a Nicaragua y Venezuela.

Yo no me hago mayor ilusión con respecto a lo que Uds. van a lograr. Escribo según me fue suplicado. Algunos jóvenes piensan, que, si se les ilustra Uds., van a ayudar para encontrar una salida del círculo vicioso de la violencia que otros ya piensan que es la única salida, piensan que Uds. son diferentes. Si se puede desde allá detener la sangría, Uds. deben ayudar. Ojala. Ayuden.

  • Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas

Un comentario

  1. «Y como tiene que decirse de la dictadura de Juan O. Hernández, que se proclama falsamentenacionalistacuando representa la entrega total del país, de su estadidad, de servicios, recursos naturales y geoestratégicos al interés de la codicia hegemónica, a cambio del poder blindado.»

    Exactamente Dr. El y su partido son «Globalistas» y por ende enemigo de la humanidad y del pueblo/ciudadania. El y su partido estan confabulados con ese mafia de criminales, el Cabal de Bush/Clinton/Obama y sus redes via el Deep State norteamericano.

    Y caeran con Bush//Clinton/Obama y todo el Deep State.

Contenido a tu alcance

Periodismo de calidad en tus manos

Suscríbete y se parte de nuestro newsletter