Juan Orlando Hernández fue hallado culpable por narcotráfico y está a la espera de recibir su sentencia. Con ello,Estados Unidos envió un mensaje a la clase política hondureña
Tegucigalpa, Honduras.- Tras el veredicto de culpabilidad contra el expresidente hondureño Juan Orlando Hernández, Estados Unidos envió un mensaje a la clase política hondureña que, según se reveló durante el juicio contra Hernández, está acostumbrada a hacer tratos con el narcotráfico.
El pasado viernes 8 de marzo, un jurado federal de la Corte del Distrito Sur de Nueva York encontró culpable a Hernández por los siguientes cargos: conspiración para importar cocaína a Estados Unidos, conspiración para poseer armas de fuego y dispositivos destructivos para el narcotráfico, y posesión de ese tipo de armamento durante la conspiración de narcotráfico.
El veredicto llegó después de que testigos, entre ellos narcotraficantes, agentes estadounidenses y otras personas clave, detallaran cómo Juan Orlando Hernández recibió sobornos del narcotráfico y además garantizó protección a cargamentos de cocaína.
El juicio también reveló que, aunque lo negó, Hernández sí estaba enterado de las actividades que cometía su hermano Juan Antonio «Tony» Hernández, quien en abril de 2021 fue sentenciado a cadena perpetua y 30 años por delitos similares.
Dentro de los mensajes emitidos está el del fiscal general del Distrito Sur de Nueva York, Damian Williams, quien expresó que Juan Orlando Hernández «optó por abusar de su cargo y de su país para su beneficio personal y se asoció con algunas de las organizaciones narcotraficantes más grandes y violentas del mundo para transportar toneladas de cocaína a Estados Unidos».
Por su parte, Anne Milgram, administradora de la Administración de Control de Drogas (DEA, sigla en inglés), señaló que cuando un presidente de Honduras y el líder del cártel de Sinaloa trabajan juntos para llevar drogas a Estados Unidos, «deben rendir cuentas».
«Este caso debe transmitir un mensaje claro de que nadie está por encima de la ley ni fuera de nuestro alcance», dijo Milgram.
MENSAJE CLARO
Estados Unidos dejó un mensaje claro a Honduras. Aunque Juan Orlando Hernández les sirvió mientras era presidente, no escatimaron en llevarlo a un proceso judicial.
Juan Orlando Hernández, que asumió la presidencia en 2014 con un discurso de «mano dura» contra los criminales, aparentó una lucha contra el crimen, al punto que llegó a presumir de buenas relaciones con las administraciones de Barack Obama y Donald Trump.
Estados Unidos lo tenía en su mira, al menos, desde 2013. Según la acusación formal que hizo la Fiscalía, Hernández había recibido financiamiento ilícito para lograr la presidencia del Congreso Nacional, en 2010, y después para manipular procesos electorales en 2013, año en que fue elegido presidente del país.
El mensaje de la Fiscalía, durante su juicio, fue implacable. «Juan Orlando Hernández es un narcotraficante a gran escala, quiso engañar a todos con sus viajes a Estados Unidos, pero se diferenció de otros narcotraficantes porque era un político», dijo la Fiscalía al jurado durante las consideraciones finales.
Estados Unidos ya ha enviado otros mensajes a la clase política hondureña que considera corrupta, primero con la Lista Engel de personajes corruptos y antidemocráticos, que se publica desde 2021, y más recientemente con la Ley de Prevención de la Extorsión Extranjera (FEPA por sus siglas en inglés), que tipifica como delito que cualquier funcionario extranjero exija o acepte un soborno de un ciudadano o empresa estadounidense.
La realidad que desnudó el juicio contra el expresidente Juan Orlando Hernández es que Honduras está secuestrada entre la corrupción y el narcotráfico, con una clase política que se codea con el narcotráfico.
CLASE POLÍTICA Y EL NARCOTRÁFICO, ¿POR QUÉ TAN CERCANOS?
El juicio en Nueva York contra Juan Orlando Hernández también puso sobre la mesa cómo otros expresidentes y líderes políticos se han rodeado y beneficiado con estructuras de narcotráfico y crimen organizado.
Uno de los testigos que presentó la Fiscalía, José Sánchez, antiguo contador de la empresa Graneros Nacionales, testificó también haber emitido cheques a nombre de los expresidentes Manuel Zelaya Rosales (2006-2009) y Porfirio Lobo Sosa (2010-2014).
Dentro de la conspiración que involucra a Juan Orlando Hernández, Graneros Nacionales figura como una empresa que utilizó el fallecido empresario Fuad Jarufe y el narcotraficante Geovanny Fuentes para lavar dinero producto del tráfico de drogas.
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Aunque el expresidente Juan Orlando Hernández negó haber conocido alguna vez a Geovanny Fuentes, la Fiscalía presentó evidencias de que él figuraba dentro de sus contactos telefónicos, o que Hernández había posado en fotografías con un hijo de Geovanny Fuentes y sus hermanos Cristhian Fuentes.
De igual modo, el exlíder del clan Los Cachiros, Devis Leonel Rivera Maradiaga, que calificó a Juan Orlando Hernández de ser su «socio», confesó bajo juramento haber otorgado sobornos de 100,000 a 200,000 dólares a Carlos Zelaya Rosales, de Libertad y Refundación (Libre), y de 200,000-250,000 dólares a Mauricio Villeda, del Partido Liberal.
Actualmente, Zelaya Rosales es secretario del Congreso Nacional y Mauricio Villeda, diputado por el Partido Liberal. Ambos forman parte de dinastías políticas importantes, pues Carlos Zelaya Rosales es hermano del expresidente Manuel Zelaya Rosales y cuñado de la presidenta Xiomara Castro, mientras que Mauricio Villeda es hijo del expresidente Ramón Villeda Morales. La pregunta es: ¿En qué se fundamentan los valores de la clase política hondureña para estar tan enlazada al narcotráfico?
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