Por: Carlos Zelaya Herrera
Las negociaciones multipartidistas en el escenario del Congreso Nacional pos crisis electoral, debe obligar a los hondureños a estar atentos ante el carácter del régimen nacionalista de llevar aspectos de interés nacional, de la formalidad mediática al plano de la «real politik», en la que, con sus actos, contrario a lo acordado, tratan de asegurar la permanencia en el poder de la dictadura recién instalada.
No deja de llamar la atención el fuerte contraste de posiciones y actitudes previas a las elecciones recién pasadas del titular del legislativo Mauricio Oliva y la corte de diputados azules, hablando todos el mismo lenguaje irónico y despectivo en torno a las demandas de cumplimiento de compromisos y derechos políticos-electorales de Libre, Pac, en la etapa de Salvador Nasralla, y el PINU-SD, lo que al final los llevó a integrar la Alianza de Oposición Contra la Dictadura.
La cultura política de nuestro pueblo dio un salto de calidad tras la experiencia de movilizarse espontáneamente contra el golpe de Estado del 28 de junio de 2009 contra el gobierno de Manuel Zelaya, el mejor desde épocas impertérritas con el pueblo hondureño.
La lucha en las calles de varias ciudades del país costó sangra de mártires, golpizas, encerronas, gases lacrimógenos y soportar con doloroso estoicismo el accionar de escuadrones de la muerte con el ropaje de combate o secuelas del crimen organizado y el narcotráfico.
A medido que la consciencia colectiva se asentó en la certeza del porqué de la asonada golpista, su origen geopolítico en procura del estatus quo imperante en el país y la región, la lucha popular ha tomado caminos como el señalado por la líder mártir lenca Berta Cáceres, en defensa de la soberanía nacional y el patrimonio natural y cultural de los pueblos originarios de Honduras.
La consciencia siguió en alza y nace el movimiento Indignado con sus antorchas, generando las mayores movilizaciones en la historia nacional, encendidos al conocer los detalles de la horrorosa trama de saqueo y muerte de derecho habientes del Instituto Hondureño de Seguridad Social, la venta de medicinas falsas y las admisiones Porfirio Lobo Sosa y su sucesor e ilegalmente reelecto Juan Hernández Alvarado, en tales delitos estando ambos en la presidencia del país.
Precisamente esa es la genética con la que la OEA, cumpliendo órdenes de Washington, y el régimen de Hernández se vieron forzados a parir ese hijo no deseado por ellos como es la Misión de Apoyo Contra la Corrupción e Impunidad en Honduras, (MACCIH), a fin de evitar una CICIG, similar al poder legal con la que cuenta su similar de Guatemala.
Las luchas sociales están casadas con los movimientos políticos y es así como con tanto dolor, indignación y propuestas acumuladas llegamos a un proceso electoral en el que con naturalidad confluyeron las posiciones de Libre, con el ex líder del PAC, Salvador Nasralla, el PINU-SD, corrientes disidentes de liberales y nacionalistas; así como independientes y grupos de izquierda.
Una amalgama de coalición cuyo corazón y pulmones laten y respiran en los movimientos, organizaciones sociales, como de derechos humanos y dirigentes de izquierda, en el centro de la Alianza de Oposición Contra la Dictadura que con esto mantiene el sentido contestatario y reivindicador que demanda la realidad nacional de hoy.
Por su parte, la nomenclatura nacionalista, diputados, alcaldes, dirigentes de base y seguidores, han demostrado a la fecha mantener el mismo libreto de almidonada accesibilidad al diálogo y cumplir sus presupuestos, lo que debe encender las alarmas para que con visión de fondo nos planteemos posibles escenarios y resultados de esta negociación en el Congreso Nacional de la República.
Ojalá esté equivocado, pero la lección pura y dura de la «real politik» que practica Juan Hernández y su régimen solo confirma la célebre frase que el Che Guevara, desde la patria de la Sierra Maestra, dedicó al malquerido «tío Sam»: «Con los yanquis en confianza, ni un tantito así».
Una tesis que subraya la necesidad de avanzar en esta etapa histórica y mantener la unidad de la coalición opositora hasta que se responda a las causas y logren los fines para los que nuestro pueblo despertó y levantó en Alianza de Oposición Contra la Dictadura.
-
Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas
6 respuestas
Pienso que debe haber una unión entre los buenos del Partido Libera, Libre y Anti Corrupción… La alianza es del pueblo, el pueblo completo, no solo LIBRE! Este país necesita un cambió. Quién tiene que FORZAR ese cambio? NOSOTROS!
Salvador Nasralla no es izquierdista. La derecha NO es satánica.
Dos cosas que a mi punto de vista hay que destacar..
Salvador, podría tener mas libertad para actuar si no trabajara en ese medio de comunicación parte del Status Quo. Pero gracias a ese medio de comunicación es tan querido por el pueblo hondureño! Yo voté por él porque representa la anti corrupción, que existe en la izquierda y en la derecha! Salvador Nasralla no es el problema ni parte del problema. El único problema es JOH. Así que dejemos de enredarnos en una hebra de hilo! Adelante #FUERAJOH!
Nasralla no es persona en quien se pueda confiar porque él es parte del sistema
Correcto este es problema de pais
Porque la Alianza es del pueblo y para el pueblo debe continuar con o sin Salvador Nasralla (este último que defina de qué lado está).
La Alianza es para recuperar la patria que nos han quitado, para vencer el flagelo de la corrupción, para ayudar al pueblo a salir de la pobreza y pobreza extrema, que haya más poder adquisitivo permita reactivar y dinamizar la economía, ganamos todos en justa proporción, pueblo y empresarios (sin necesidad de doblegarse a chantajes).
Porque la Alianza es un pacto para el pueblo, no para estarse continuamente acomodando a un candidato que por inocencia política y/o arrogancia no termina de aterrizar en lo que la Alianza representa.
El triunfo lo dio el pueblo, muchos cuidamos esos votos aunque no estuviéramos totalmente convencidos con el candidato, pero eran intereses de país. Para el bienestar del pueblo, por eso estuvimos ahí en las mesas electorales, en las calles, defendiendo cada voto, si el candidato no valora eso y sobre todo las vidas que se quitaron por mano del ejercito HN, ese es su tema y queda en su conciencia.
Tenemos un líder, el que siempre ha estado claro en lo que Honduras necesita, aunque ha sido satanizado, siempre está en pie de lucha, no es perfecto, y quién lo es?, sin embargo ha demostrado que podemos tener una mejor nación, si nos unimos, si dejamos de ser apáticos.
Qué no es fácil?, no, no lo es, que lo podemos lograr?, claro que sí, miren el ejemplo del transporte pesado, creen que van a aguantar esos paros más de una semana, y que conste que solo están calentando en su forma de presionar, no digamos si se unen los buses, taxistas, moto taxis, y algunos voluntarios y otros forzados por los paros, ciudadanos en su medio de transporte.
Aquí cada lunes le suben el precio al combustible, el peaje ya vimos que cuando quieran, lo harán, y reclame en 20 años.
Ya es hora de retomar nuestros derechos, nuestra patria.
La Alianza sigue y nadie la detiene, porque es el pueblo que se unió!
Comparto su criterio Ana, en lo personal nunca he confiado plenamente en él, siempre lo vi como un detractor de la resistencia y del proyecto de refundación nacional, un mal necesario para la oligarquía y el estatus quo en nuestro país.
Nasralla no es persona en quien se pueda confiar porque el es parte del sistema
Correcto este es problema de pais