Comuna Caribe, Puerto Rico, en solidaridad con Honduras

 

Honduras, centro de América y centro laboratorio para la desestabilización de Latinoamérica ha vuelto a recibir un durísimo golpe técnico en estas recientes elecciones generales realizadas el 26 de noviembre pasado.

Un fraude electoral, monstruoso por el descarado método utilizado, está consolidando una dictadura en ciernes similar por su violencia a la sufrida por Haití de las manos de Francois Duvalier y sus tonton macoutes y por los dominicanos bajo la bota de Trujillo.

Las condiciones son las mismas en cuanto a miseria generalizada y a secuestro de las instituciones por el presidente Juan Hernández, mismo que de manera ilegal forzó su reelección aupado por la gran empresa privada, la iglesia evangélica y católica, todo ello resguardado por unas Fuerzas Armadas que permitieron incluso la creación de batallones especiales de Policía Militar, entrenados por Estados Unidos e Israel, especie de guardia política del presidente que ahora reprime en su ambigüedad de candidato-presidente, y bajo toque de queda a la población, asesinando hasta el momento a diez ciudadanos en protesta e hiriendo a decenas.

Este es el grave sustento del fraude que ahora se realiza apoyado por el silencio de los Estados Unidos de América y la blanda posición de la OEA. La Unión Europea, con sus observadores, ya hizo su declaración sobre el evidente fraude montado que revirtió en cosa de 10 horas unas votaciones ganadas de entrada por Salvador Nasralla, candidato de la Alianza de Oposición, con cinco puntos arriba, y que ahora es derrotado por un punto porcentual luego de que el Tribunal Supremo Electoral, instrumentalizado por Hernández, decidiera suspender la entrega de resultados el día 26, como se ha hecho en anteriores ocasiones, para dilatar el fraude técnico bajo el argumento de que “aún no llegaban las actas del voto rural”, un voto que por realidad demográfica de Honduras no decide las elecciones en los últimos 20 años, dado el volumen electoral de las principales ciudades y departamentos donde masivamente ganó la Alianza de Oposición, como el mismo Tribunal Supremo Electoral lo constató y anunció.

Una semana después, hoy lunes 4 de diciembre a las 5:30 de la mañana, se ha anunciado oficialmente que Juan Hernández del partido nacional ha sido reelecto con el 42.98% del escrutinio contra el 41.93% de Salvador Nasralla, quien -según el Tribunal- no recibió votación en el área rural escrutada.

El nivel del fraude es tan evidente que guardar silencio es una injerencia tácita y es por eso por lo que exigimos al gobierno de Estados Unidos, Unión Europea y OEA que se pronuncien ante un hecho político que puede estar sentenciando a violencia mortal al pueblo hondureño, ya harto y castigado por la calculada política exterior hacia Latinoamérica de los Estados Unidos.

Les recordamos aquí, que desde el 2006 hasta la fecha, la juventud hondureña ha sufrido la espantosa cifra de 50 mil muertos, lo que ha provocado la emigración en masa hacia Estados Unidos de los que quieren sobrevivir a las políticas de seguridad que los estigmatizan como potenciales pandilleros tan solo por vivir en zonas de alta marginalidad y miseria. Sumado a ello, el reconocimiento en el 2015 del propio juan orlando hernández de que su partido se financió con el robo de 250 millones de dólares del Seguro Social, provocó una reacción indignada general que solo fue desarticulada por la Embajada estadounidense en Honduras y la OEA bajo la creación de una Misión de Apoyo Contra la Corrupción e Impunidad que no ha logrado tocar al confeso.

 Les recordamos aquí que el voto de la Alianza de Oposición fue de alrededor de dos millones de votos, la mayoría de esa juventud, que no consignan las actas fraudulentas del Tribunal y que esa población jamás aceptará a juan Orlando hernández como presidente reelecto de Honduras lo cual, por su legitima voluntad, creará unas condiciones sociales realmente pavorosas.

Comuna Caribe se solidariza desde el también sufrido Puerto Rico con el pueblo hondureño, víctima de este fraude electoral, conscientes que solo la hermandad de los pueblos víctimas de la represión y política colonial, podrá devolvernos la dignidad de nuestros respectivos países, la dignidad de la patria construida por la soberanía de los ciudadanos libres.

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