Por: Oscar Miguel Marroquín
El pasado sábado no fue la exención los chalecos amarillos salieron nuevamente a las calles a pedir la salida de Emmanuel Macro de la casa presidencial (Palacio del Elíseo); por si hay algún incrédulo de lo que afirmo, bien puede visitar https://www.elmundo.es/internacional/2019/02/09/5c5ecc1f21efa034528b469a.html para quedar muy bien informado sobre este movimiento social, que ha comprendido de una buena vez y por todas que el neoliberalismo está arrastrando a la sociedad francesa por el camino de la miseria, desocupación y marginalidad social.
La sociedad francesa ha comprendido a la perfección que sus representantes políticos ante el Estado no canalizan las demandas sociales de los más pobres, por el contrario, Emmanuel Macron impulsa decididamente las políticas neoliberales en favor de un capitalismo arrasador y especulativo, que ha dejado ya a millones de franceses prácticamente en la calle, sin posibilidad alguna de una pronta recuperación que les permita al menos vivir una vida más o menos digna.
Si esto es lo que está pasando en uno de los países más ricos de Europa, ¿Qué es lo que está ocurriendo en países de América Latina como por ejemplo Honduras? Este país centroamericano hoy por hoy es quizá el más pobre o uno de los más pobres de toda la región latinoamericana, pero además según organismos internacionales especializados en el monitorear la corrupción, Honduras figura en el primer lugar en términos de este mal endémico, que obviamente continua de manera acelerada dejando tras de sí un rastro de pobreza y marginalidad con consecuencias sociales de impredecibles consecuencias.
Pero además de todo lo anterior, Honduras figura a hora mismo como un narco Estado, es decir, el territorio hondureño se ha convertido en una gigantesca narcopista para el trasiego de cocaína y otros estupefacientes con dirección a los Estados Unidos, tanto es así, que el propio hermano del que ahora se hace llamar presidente de Honduras, está en manos de la Drug Enforcement Administration DEA acusado de ser un “narco a gran escala”.
Por si todo esto fuera poco, miles de personas e incluso familias completas están abandonando Honduras en caravanas con destino a los Estados Unidos, ¿pero qué hay detrás de estas caravanas? La respuesta es sencilla, estas caravanas son el resultado de una hay marginalidad social sin parangón, es decir, estos son los que no han alcanzado ni alcanzaran los tan llevados y traídos beneficios del neoliberalismo, estos que ahora huyen de Honduras ya no son ni siquiera explotados o lo que sería lo mismo decir trabajadores con bajos salarios, son tal como lo digo, marginados, gente que sabe perfectamente bien que no tiene posibilidad alguna de encontrar ni siquiera un empleo que le permita sobre vivir.
Lastimosamente lo que hasta hace unas décadas se conoció como movimientos sociales, ahora ya solo es parte del pasado, las pocas organizaciones sindicales existentes solamente tienen capacidad para salir a las calles una vez al año en manifestaciones deslucidas y con una pírricas participación, la mayoría de sus dirigentes se han sumado al bajo mundo, es decir se han convertido en una especie de mafia que se venden a la empresa privada o estatal, por unos cuantos dólares (Lempiras) y otro tipo de prebendas, es obvio entonces entender porque los movimientos sociales han desaparecido casi por completo.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas
3 respuestas
Los que se beneficien de ese sistema tendrán que vivir en ciudades modelos, el resto como leprosos tirados abandonados.
Ahh.. y somos seres humanos que amamos al prójimo…
No manden mesclado con cremora y se soluciona
No manden mesclado con cremora y se soluciona