Cárcel para JOH

Por: Oscar Miguel Marroquín

Así lo gritan a los cuatro vientos millares de hombres y mujeres ya hartos de tanta corrupción, narcotráfico e impunidad; dudo que estos gritos no hayan alcanzado los oídos del matón de barrio brasileño  Luiz Antonio Guimarães Marrey quien ha sido contratado por la mafia que conduce la Organización de Estados Americanos OEA, con la finalidad de brindar en bandeja de oro impunidad a un puñado de ladrones que han hecho del erario hondureño su botín personal, por supuesto que, con el beneplácito del gobierno de los Estados Unidos.

El grito constante: CARCEL PARA JOH, solamente podrá materializarse si la sociedad así lo decide, y, por los vientos que soplan, parece que JOH y todos aquellos que han creído firmemente en la impunidad podrían estar ya con un pie dentro de la cárcel; cabe recordar que otros países como El Salvador y Guatemala ya hay ex presidentes guardando prisión por delitos de corrupción, Honduras pues, creo, no será la excepción, si JOH es juzgado y encontrado culpable de los delitos de corrupción y narcotráfico, entonces este deberá pagar con cárcel.

El reclamo de la sociedad hondureña por que se investigue y juzgue a los corruptos y narcotraficantes no solamente es válido para afianzar la institucionalidad del país, además, este reclamo trasciende para que en Honduras se instaure una verdadera democracia de y para los hondureños, una democracia real, es decir, que la misma no tenga el: MADE IN ESTADOS UNIDOS, pues, la democracia en Honduras y América Latina solamente será legitima si la misma es conducida por el sujeto social de cada país, sin el repugnante manoseo de los intereses norteamericanos.

Afianzar la institucionalidad del Estado y la democracia es sin lugar a dudas, parte de una lucha de liberación de la sociedad, liberación de unas relaciones de poder, por demás decirlo, desiguales e injustas que hasta hoy han sido impuestas no solamente por los Estados Unidos, sino también, por los grupos facticos de poder dentro de Honduras, que han logrado para su beneficio volcar al Estado contra la sociedad, de ahí entonces, la necesidad de una lucha de liberación por revertir estas relaciones de poder.

Con un Estado en contra de la sociedad, no puede haber institucionalidad y tampoco democracia.

La democracia controlada y manoseada por los EE. UU. ha permitido a la oligarquía hondureña y a sus ayudantes los políticos del Partido Nacional, la conversión a miles de hondureños de pobres a miserables, y, que ante tanta miseria no les ha quedado otra opción más que la de auto desterrarse e ir en búsqueda de una mejor situación, muchos de los que ya huyeron del país, lo hicieron en un intento desesperado por salvar sus vidas y las de sus familiares, dado que desde casa presidencial sale la orden de asesinar a cualquier ciudadano hondureño, para luego ser presentados como falsos positivos, es decir, como posibles delincuentes que murieron a manos de la policía militar en supuestos enfrentamientos armados.

El reclamo social: CARCEL PARA JOH, no debe quedarse en una consigna más, de esas que se gritan en las manifestaciones populares, este reclamo debe obligar a la Fiscalía de la república e incluso al Congreso Nacional para que de inmediato se habrá una o más investigaciones sobre todos aquellos delitos en los que JOH podría estar involucrado: narcotráfico, corrupción, asesinatos, lavado de activos, traición a la patria, nepotismo, violación a los tratados internacionales, fraude electoral, y otros más.

En consecuencia, Juan Orlando Hernández no solamente debe ser echado de casa presidencial, debe ser capturado de inmediato y puesto a la orden de la justicia, para llevar a cabo una minuciosa investigación sobre todos los delitos que pueda haber cometido en detrimento de la sociedad hondureña, sería un grave error histórico si este logra salir del país por medio de una negociación política.

Nadie puede estar por encima de la ley, y ese nadie incluye al dictador Juan Orlando Hernández.