Si en Honduras no se generan cambios climáticos, ni cambios en sus políticas, la tasa de reducción de la pobreza se mantendrá relativamente estancada en el período comprendido entre 2022 y 2050
Tegucigalpa, Honduras. – Los efectos del cambio climático encienden las alarmas sobre cuatro cultivos esenciales en la alimentación y economía de Honduras, de acuerdo con el Banco Mundial (BM); el café, el maíz el frijol y la caña de azúcar están en peligro. Estos alimentos son parte fundamental de la alimentación de los hondureños, especialmente de los que viven bajo la línea de la pobreza.
“El cambio climático está profundamente relacionado con el desarrollo y el bienestar humano” señaló Kinnot Scott, representante del Banco Mundial en Honduras, durante la presentación del informe “Clima y desarrollo en Honduras” del BM.
La vulnerabilidad de Honduras ante los efectos de desastres naturales puede aumentar y con ello la sociedad hondureña enfrentaría crisis económicas, inseguridad alimentaria y riesgos en la salud, como lo ocurrido con las tormentas Eta e Iota, que de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), los daños significaron un costo aproximado de 52.099 millones de lempiras.
Esta interacción del cambio climático con otras presiones económicas, ambientales y sociales, de acuerdo con Kinnot Scott, “pueden aumentar la vulnerabilidad de la población y la economía misma”.
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INCENTIVAR POLÍTICAS DE PRODUCCIÓN
Honduras es uno de los países con mayor nivel de pobreza y desigualdad de América Latina y el Caribe, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) refiere que el 74% de la población vive bajo la línea de la pobreza y un 53 % en pobreza extrema.
En promedio, según el BM, casi uno de cada seis hondureños ha vivido con menos de USD 1,90 al día en las últimas dos décadas, esto ha generado que Honduras tenga la segunda tasa internacional de pobreza más alta de la región de América Latina y el Caribe después de Haití.
Además, el 80 % de los hogares dependen de ingresos provenientes de la agricultura que en los últimos años se ha caracterizado por una baja productividad y un alto riesgo de sufrir impactos del cambio climático.
En ese sentido el sociólogo, Armando Orellana, comentó en entrevista con Criterio.hn, “hay que preocuparse de alguna manera por incentivar la producción agrícola y generar procesos de asistencia al agro”.
Ante la incidencia negativa, de la baja producción en la seguridad alimentaria de los productos de subsistencia como el maíz y el frijol – principales cultivos en Honduras—, el sociólogo Armado Orellana sugiere atender con inmediatez la producción de la alimentación de los hondureños que se basa en frijoles y maíz.
“La política de producción del país debe de apuntarle a fortalecer y apoyar a la producción que debe satisfacer las necesidades de alimentación del hondureño”, señaló Armando Orellana.
Una exigencia que los campesinos y campesinas hacen reiteradamente, además de un fuerte apoyo al agro a través del acceso a la tierra y acceso a créditos para la mujer campesina y repotenciar el agro.
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RECOMENDACIONES DEL BANCO MUNDIAL
En el informe “Clima y desarrollo en Honduras”, el Banco mundial hace hincapié en que Honduras debe apostarle a desarrollar estrategias e inversiones de adaptación y mitigación al cambio climático.
En ese sentido, Kinnot Scott, enumeró siete recomendaciones que Honduras debe adoptar para reducir los efectos del cambio climático, una de las primeras recomendaciones primordiales es mejorar la gestión del agua –el 71% de las exportaciones dependen del agua y de los recursos hídricos—.
Una segunda recomendación es la implementación de prácticas agrícolas climáticamente inteligentes para mejorar la productividad y no crear un impacto negativo con la deforestación.
De igual manera, Scott mencionó que se deben abordar otras causas de deforestación como la tala ilegal, además se debe apostar a la economía azul –el papel de los mares en la economía del país—, otra de las recomendaciones es la mejora de los caminos rurales para que la ciudadanía tenga acceso a mercados, pero además garantizar el derecho a la salud, educación y el empleo entre otros.
Además, el país centroamericano debe promover la inversión energética renovable a través de la energía solar y eólica; y una última recomendación que hace el BM es la reducción de las emisiones de gas efecto invernadero en el sector transporte.
Kinnot Scott, destacó que estas estrategias para combatir los efectos del cambio climático deben ser con un enfoque de inclusión. “Los efectos del cambio climático no afectan a todos por igual, tenemos que asegurarnos que las reformas garanticen la calidad de vida de los más vulnerables”, enfatizó la representante del BM.
De acuerdo con el Banco Mundial, si en Honduras no se generan cambios climáticos ni cambios en sus políticas, la tasa de reducción de la pobreza se mantendrá relativamente estancada en el período comprendido entre 2022 y 2050.
Además, advierte que, aunque el país no experimente un incremento significativo en la tasa de pobreza, se prevé que la cantidad de personas en situación de pobreza aumentará significativamente, pasando de 3,9 millones en 2019 a 5,3 millones para 2050, debido al crecimiento poblacional, exponiendo así a más personas a riesgos relacionados al cambio climático.
