Por: Jaime A Flores
Fue Radio Globo, quien descubrió y desenmascaró la trama criminal. Los estrategas y altos dirigentes del partido nacional recurren al asesinato de sus militantes en el desarrollo de la campaña electoral, en un momento de máxima desesperación, al no poder revertir la tendencia que amenaza la ilegal reelección presidencial.
El asesinato político lo aconsejaba el viejo Maquiavelo allá por el Renacimiento. En Honduras es un ingrediente nuevo o no descubierto dentro de las campañas electorales, que en los últimos tiempos son dirigidas por asesores internacionales.
De esta práctica criminal se pueden señalar a algunos asesores de marketing político, quienes desprovistos de un marco ético, moral y de un pragmatismo exagerado, recomiendan el asesinato como un elemento más dentro de las tácticas electorales.
Fue en Guatemala, durante la campaña del criminal y delincuente Otto Pérez Molina y su par, (presos ambos) que se recurrió a esta práctica de una forma indiscriminada, dirigida en contra de los conductores urbanos, para culpar a las “maras”, y posterior aplicación de la política “mano dura” en contra de estas organizaciones.
Responsabilizar sólo a los estrategas electorales sería un tanto injusto, ya que estos recomiendan esa medida extrema y la ponen en el tablero, pero en última instancia son los altos dirigentes de los partidos políticos los responsables de tomar la decisión y de escoger el que debe ser ejecutado en aras del triunfo electoral.
El plan siniestro de la ejecución debe llevar un buen tiempo, porque no es un cualquiera del partido el que debe morir; es un miembro cuya militancia y entrega partidaria debe generar dolor y rabia dentro sus partidarios y a su vez repudio generalizado en algunos estratos sociales-electorales.
Además, son los altos dirigentes de los partidos políticos los que tienen la logística necesaria para consumar una acción de esa naturaleza, en otras palabras, cuentan con los militares o paramilitares o policías o parapolicías para ejecutarla.
El asesinato no es una decisión al azar, tiene varias finalidades; para victimizarse ante los electores, para culpar y por ende desprestigiar a sus contrincantes (oposición) y sobre todo enviar un mensaje de fuerza y de amenaza a la población,
Parece que el “papá de los pollitos” se aprendió de memoria el libreto y con voz aguardentosa en su discurso de San Pedro Sula, amenazaba y culpaba a la oposición de este hecho criminal y cual guerrero medieval salía en defensa de sus militantes partidarios. “Despertarán al gigante dormido”, decía con el cinismo que le caracteriza.
Desde que los medios difundieron la noticia y su posterior cobertura se sabía que no era asesinato común; aquí matan todos los días y nunca la primera dama hace presencia en el velorio de los infortunados. Vestida para el momento, con arreglo floral en mano, rostro compungido y lágrima forzada se solidarizaba con los familiares del malogrado activista.
Posteriormente, con bombos y platillos se anuncia la captura de la banda responsable del asesinato, pero gracias a la agudeza de los periodistas se descubre que uno de los detenidos estaba preso en una de las cárceles de máxima seguridad, acusado de 178 asesinatos.
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El mérito de los periodistas de La Globo es desenhebrar la madeja y dejar al descubierto una mentira más de la cúpula del partido nacional, que ante la desesperación de una derrota anunciada recurren al asesinato, sin importar que sean con sus propios militantes.
Ojo con los militantes de barrios y colonias, pueden correr con la misma suerte, son los que escogen para ser asesinados; los ricos del Hatillo pueden dormir tranquilos, ellos son gente, los otros son animales que pueden ser sacrificados en aras del triunfo electoral.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas
Un comentario
Por eso mandaron el audio de que eran mareros los que iban a matar cachirecos. Ja!
Pobre gente, pobre pueblo. Pero, ya no puede engañar a cualquiera.
Fuera JOH!