Dios le dijo a JOH

Apóstoles de la mentira

  Por: Arturo Rendón Pineda

 

Es curioso, y hasta indignante, ver con los ojos cerrados y las manos cruzadas en gesto de profunda devoción y de máxima hipocresía, a muchos funcionarios militares y civiles que ocupan cargos en el gobierno, sacando la lengua para recibir la comunión impartida por el más relevante de los miembros de la cofradía que los ha respaldado en sus propósitos de someter al pueblo a la ignorancia y apoyarlos en sus malévolos propósitos.

Esa aparente piedad ha caracterizado a los asociados no sólo en esa lexicología con el que ocultan su guerra solapada contra quienes amenazan sus intereses políticos, sino que le agregan una verdadera cruzada de falacias contra los que se atrevan a amenazar sus intereses porque creen que es la única manera de afianzar su causa fascista.

¿De qué Dios nos están hablando los pseudo cristianos que se olvidan de las enseñanzas de Cristo? ¿Es que acaso son discípulos de la experiencia del Crucificado, de la solidaridad con los humildes y su compasión por los pobres? ese Dios al que hipocritamente dicen adorar, jamás les perdonaría el ser cómplices de los que roban y matan y hacerse los indiferentes ante los actos de corrupción y sobre todo tolerar la impunidad de los que con sus acciones desprecian la vida matando a sus semejantes.

Los discursos de todos estos apóstoles de la mentira, vienen cargados de referencias bíblicas puesto que son miembros de una comunidad de base con propósitos que han puesto a funcionar antes y después del golpe del 28 de junio para derrocar a un gobierno legítimo electo por el pueblo.  

Es importante darse cuenta de que las religiones en general, históricamente se han dejado manipular en función de los intereses de los poderosos que nada tienen que ver con los postulados cristianos y los intereses del pueblo.  Han utilizado con reiterada frecuencia la actitud hipócrita de conjuntar las fuerzas de ultra derecha con toda una legión de apátridas escogida para someter a los hondureños con la represión y la tortura y por la violencia brutal de las armas.  Este tipo de actitudes como pecados mortales nada tiene que ver con la búsqueda de una justicia que fundamente la paz y la verdadera democracia.

El Dios que adoran quienes negocian con los líderes políticos, no hay duda de que lo hacen con el único propósito de agenciarse lucros, y con su conducta, lo único que logran es poner en riesgo el futuro de la fe cristiana. ¡Son los mismos que viven en las iglesias, golpeándose el pecho y levantando las manos en actitud beatífica, pero en realidad, ¡el Dios ante el que se postran aquellos que fingen ser cristianos, es el dios del dinero pues es su verdadero ídolo! 

Los consejeros religiosos que aparentan sin recato ser   iluminados por Dios, no son más que santos apócrifos podridos por la ambición. Tanto los ídolos como ese tipo de santos construidos con yeso o con madera producto del escultor humano, tienen un denominador común con aquellos que los adoran ¡son insensibles! —   De ahí el riesgo que representan estos falsos adoradores para Honduras y los hondureños porque creen ciegamente en sus propias alucinaciones religiosas y políticas.  Usar como escudo el nombre de Dios es un pecado, cuanto y más si lo usan para ocultar la corrupción y los crímenes que cometen, puesto que lo usan solamente para apuntalar sus conciencias.

                           USAR A DIOS COMO MAMPARA, ¡¡ES UN SACRILEGIO!

  • Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas

27 respuestas

  1. criterio hn…su funsion debe de ser informar y no señalar que quienes leamos la nota hagamos nuestras propias valoraciones…sean serios!!

    1. Excelente y contundente comentario de nuestro amigo el Dr Arturo Rendón, contra los fariseos de nuevo cuño. Ahora quieren dejar las congregaciones de las iglesias, los falsos apóstoles que pretenden convertirse en «salvadores» de la nación desde los cargos públicos.

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