Thelma Mejía*
Tegucigalpa.- La llegada al país del facilitador de la OEA, John Bielh, acompañado de expertos designados por las Naciones Unidas para impulsar la segunda fase de acercamiento político entre las partes, previo a la instalación de lo que sería el Diálogo Nacional, parece estar más accidentada que su primera visita.
Desde la Casa Presidencial, dos comparecencias públicas entre el mandatario y el facilitador, publicitadas con antelación, fueron canceladas sin mayores explicaciones, en tanto desde el parlamento y las estructuras de mando del Partido Nacional, PN, en el poder, surgen voces insinuando que la presencia del facilitador de la OEA y del delegado de la ONU ya no son necesarias pues aquí no pasa nada. Honduras está cambiando, insisten.
La resistencia a abrirse al debate la están generando los recientes acontecimientos políticos en Guatemala que terminaron con la caída del ex presidente Otto Pérez Molina. A ello se suma, la inclaudicable decisión de una amplia mayoría de la hondureñidad que pide la instalación en el país de una Comisión Internacional contra la Impunidad (CICI-H) como en el llamado país de la eterna primavera.
Es la idea de acariciar una CICI-H la que empieza a generar temores en algunas elites, en especial el sector más conservador del ala política, siendo más visible en el PN. Tanto sus autoridades partidarias, sus diputados más conservadores en el hemiciclo e incluso el círculo del primer anillo de poder que rodea al presidente Hernández, no disimulan su malestar porque este tema sea instalado cuando arranque el Diálogo Nacional, si les que la madurez política permite su concreción. Las voces oficialistas se cierran contra la CICI-H, prefieren un traje “a su medida”, ni muy largo ni muy corto.
Honduras, dicen los portavoces nacionalistas y funcionarios gubernamentales, no necesita una Comisión Internacional contra la Impunidad para inmediatamente comenzar a descalificar a la CICIG de Guatemala.
En Honduras, aseveran, todo funciona como reloj suizo: las instituciones, la justicia y la lucha contra la corrupción. Si alguien tiene duda, mientras los facilitadores ponían un pie en territorio hondureño, los operadores de justicia actuaban con diligencia capturando a un ex alcalde y periodista sampedrano que hace nueve años estuvo preso y que desde hace algún tiempo le habían permitido defender su caso en libertad. ¿Estaremos ante una caja china?
En tanto, los facilitadores internacionales continúan su agenda de reuniones y un ponderado John Bielh no se cansa en decir que la energía de los hondureños debe ser canalizada en cosas constructivas y no destructivas.
Hay que seguirle la pista a los facilitadores para entender los mensajes entrelineados, ellos parece que no vinieron ni a jugar ni a dilatar procesos, ellos quieren aportar a la construcción pero las decisiones finales no están en sus manos y así lo han expresado.
El presidente del PAC, Salvador Nasralla, fue directo al revelar que en su comparecencia con los facilitadores, dejaron entrever que si el proceso fracasaba, ésta sería su última visita a Honduras. El país se está jugando su suerte, misma que parece no percibirse porque otro proceso paralelo llama la atención: el inicio para la selección y elección de la próxima Corte Suprema de Justicia.
Pero el diálogo no puede darse el lujo de fracasar, antes de iniciar. El presidente Hernández tampoco puede darse ese lujo, debe hacer a un lado a sus adláteres para pensar y gobernar como estadista, porque si esto fracasa, él pierde y con él toda Honduras. Todo indica que se avecina una tormenta que confiemos no se desate en tempestad.
*Periodista.
Un comentario
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