Tomado de: laopinión.com
Los estados siguen flexibilizando sus medidas de distanciamiento social en un momento en el que la cifra de contagiados se acerca a 1.7 millones. La Casa Blanca ha impulsado retomar la actividad económica, pese a los datos.
Estados Unidos ha superado este miércoles las 100,000 muertes por coronavirus, seis dígitos que hacen aún más evidente el impacto de la pandemia en el país. La cifra de contagiados se acerca a 1.7 millones en un momento en el que los 50 estados han empezado a flexibilizar sus medidas contra la propagación y cuatro meses después de que se confirmara el primer caso estadounidense de COVID-19.
Las 100,047 muertes y 1,692,786 casos que la Universidad Johns Hopkins registra para EE.UU. a las tres de la tarde (hora del Pacífico) están muy lejos de los 37,549 decesos que ha confirmado Reino Unido -el siguiente país del conteo- y de los 391,222 casos de Brasil -el que sigue en número de contagios.
La cifra de fallecidos es superior al total de vidas estadounidenses pérdidas en las guerras de Corea, Vietnam y durante los ataques terroristas del 11 de septiembre y es el extremo inferior de la proyección que hizo la Casa Blanca el pasado mes de abril.
En aquel momento el Gobierno advirtió que el virus podría causar entre 100,000 y 240,000 decesos, incluso se si tomaban las medidas preventivas de distanciamiento social que impulsaba el Gobierno federal. Tras conocer el pronóstico de su comité de expertos, el presidente Donald Trump -que se ha mostrado siempre más optimista- dijo que no habría más de 60,000 muertos. Más tarde, calculó que se perderían entre 100,000 y 110,000 vidas.
Sin embargo, las estimaciones de investigadores independientes son incluso mayores a las oficiales. Un experto en salud pública de Harvard dijo este martes a NPR que los cálculos que él espera que sean “pesimistas” apuntan que durante el verano podrían fallecer hasta 100,000 enfermos de COVID-19 más. Por su parte, el Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud (IHME) de la Universidad de Washington calcula que para principios de agosto EE.UU. ya habrá superado las 131,000 muertes.
Pese al aumento de la cifra de fallecimientos, ahora más sostenido, la Casa Blanca ha instado reiteradamente a retomar la actividad económica. Trump incluso se ha mostrado a favor de quienes protestan en contra de las medidas de seguridad de los estados y recientemente ha nombrado “esenciales” los lugares de culto para forzar su “reapertura”.
El mandatario tuiteó el domingo que los “casos, cifras y muertes” estaban cayendo en todo Estados Unidos, a pesar de que los datos no evolucionan de la misma manera en el conjunto del territorio nacional. Mientras que en Nueva York -epicentro estadounidense de la pandemia- sí se ha visto una tendencia a la baja, la curva de contagios de estados como California sigue siendo estable y las áreas rurales probablemente no se han enfrentado aún a los efectos más severos de la pandemia.
Desde que el pasado 6 de febrero se confirmara la primera muerte por COVID-19 en Estados Unidos, han muerto una media de 900 personas por día como consecuencia de la enfermedad. No obstante, las más de 100,000 muertes registradas hasta este miércoles podrían no ofrecer una fotografía completa de la situación en el país ya que algunas víctimas murieron en sus casas y nunca se hicieron un test para detectar el virus. Además, los estados no siguen el mismo método en el conteo de los casos.
La diferencia en las estimaciones y la falta de preparación ponen en evidencia que, a pesar de que la ciencia trabaja a contrarreloj, aún hay un amplio desconocimiento del efecto del virus en las comunidades. Muchos expertos en salud pública están abogando por un buen sistema de pruebas y de rastreo para poder observar más de cerca lo que está por venir.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas