Por: Gustavo Zelaya Herrera
El juicio contra Juan Antonio Hernández (Tony), hace que los fiscales utilicen evidencias, testimonios, grabaciones, fotos, etc., y criterios de expertos en seguridad, narcoactividad, psicología e historia de Honduras, para poner el caso en contexto y desde puntos de vista científicos. Uno de ellos fue el hondureño residente en USA Darío Euraque, doctor en historia, profesor de Trinity College en Hartford.
El abogado defensor de Tony hace lo que puede y descalifica todo lo que vaya contra su cliente. Hace algo parecido a muchos de sus colegas hondureños: ataca al mensajero y se olvida del fundamento; afirmó que Euraque es de la izquierda radical, exfuncionario del gobierno de Manuel Zelaya y activista del partido Libre; y en su criterio, lo más grave: es seguidor de Mel Zelaya. Los periodistas locales y bichos similares resaltaron esos aspectos, incluso, “comunicadores progresistas” en redes sociales explicaron que ellos sólo informan y no han dicho nada contra el experto en historia; su objetividad sólo les permite describir y no interpretar. Son lo más objetivo y lo más neutro en este asunto.
Los que han denigrado a Euraque tendrían que dejar de creer en las descalificaciones en modo cachureco, deberían de dejar de leer el nombre de sus libros o los prólogos y, al fin, leer los libros completos.
Por otro lado, supuestos expertos en derecho penal hondureño, en sospechosos medios de comunicación, pasan explicando que el sistema de justicia norteamericano es defectuoso y que el nuestro es el modelo a seguir, es más inquisitivo, más apegado a actas notariales y forenses que certifican las pruebas; es el que debería aplicarse a Tony. Sostienen que no hay pruebas científicas y todo depende del sistema de jurados formado por personas no necesariamente juristas. No es tan seguro que los leguleyos catrachos estén mostrando su sabiduría o son muy candorosos. Faltó que afirmaran que de otros países preguntan sobre tanta perfección y lo quieren adaptar. Similar a los que dirigen el sistema de seguridad de Honduras que sostienen que muchos países quieren saber de esa inigualable calidad. Conscientemente se les olvida la mora judicial del 96%, las violaciones a los derechos humanos, las masacres, los femicidios o el indetectable caso de Tony Hernández.
Volviendo a Darío Euraque. Cuatro años antes del golpe de Estado participó en un libro colectivo presentado en San Pedro Sula: “Política y desarrollo en Honduras, 2006-2009; los escenarios posibles”. Tegucigalpa, PNUD, 2006. El ensayo de Euraque “Estructura social, historia política y la nueva democracia en Honduras”, página 285, dice: “creemos que este contexto, ante la situación de crisis socioeconómica que sufre el país desde hace ya muchos años, acumulada a la falta de confianza en los partidos políticos tradicionales…semejante a la década de 1960, quizá genere una coyuntura en que las fuerzas armadas intervengan de nuevo en el sistema político, tal como lo hicieron a partir de 1972. Sin embargo, no creemos que esto conlleve a un reformismo militar, o incluso a un populismo militar, sino más bien a un autoritarismo que acabe con la democracia civil que se generó a partir de 1980. Es más, se corre el riesgo de que sectores militares que se enriquecieron posteriormente al reformismo militar a fines de la década de 1970, incluso con la acumulación proveniente de alianzas con el narcotráfico, sean los que monopolicen el poder después de un golpe…
Las candidaturas tradicionalistas de los más importantes candidatos…de las elecciones de 2005, Manuel Zelaya Rosales por el Partido Liberal y José “Pepe” Lobo por el partido nacional, representan una nueva ola de consolidación del sistema bipartidista que quizás aún sostenga el sistema sin la intervención militar”.
Ese es el criterio de alguien que no puede ser calificado de la izquierda radical ni seguidor de Mel Zelaya. Es un historiador que entre 2005-2006 está anticipando el golpe de Estado de 2009 y la presencia de la narcopolítica. Casi en el momento en que la DEA iniciaba sus investigaciones sobre el futuro diputado nacionalista Tony Hernández.
-
Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas
Un comentario
Ya que le metan cadena perpetua sin tanta paja si este tony esta frito