El ciudadano Francisco Morazán

Por: Edgar Soriano Ortiz

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Francisco Morazán
Edgard Israel Soriano* Historiador y catedrático de la UNAH

Tegucigalpa.-Francisco Morazán nació en la villa de Tegucigalpa el 3 de octubre de 1792, perteneciente a una familia feudo-burguesa tuvo estudios con profesores privados sin lograr ir a estudiar a Guatemala. A los 35 años de edad la coyuntura generada por el golpe de Estado de la “reacción colonialista” impulsó a Francisco a levantarse en armas contra las tropas federales e iniciando un proceso revolucionario con el objetivo de forjar la república.  La década de 1820 y 1830 en los sectores sociales medios y, principalmente, en la elite se debatía sobre los derechos ciudadanos y la organización de una institucionalidad garante de las transformaciones socio-económicas. Mientras las mayorías poblacionales estaban sujetas a la relaciones de la marginación con escasa oportunidades de estudio y derechos políticos. La tierra convertida a un proceso de enajenación mercantil lesionó aún más a las poblaciones indígenas y mestizas enfrascadas en la miseria.

El proyecto político que pasaría a encabezar la figura de Francisco Morazán a partir de 1827 buscaba enfrentar el reto de las nuevas formas de colonización del capital industrial, para ello pensaban que tenían que destruir el viejo orden colonial que rectoraba en gran medida la iglesia católica. La apuesta era por generar mecanismos que garantizaran los derechos ciudadanos y la apertura fortalecer la producción de la región centroamericana. Las fuerzas ideológicas de 300 años de historia bajo el precepto de la “moralidad” y las relaciones cuasi feudales generó la confrontación directa contra el proyecto unionista y la republica liberal. 

Los derechos ciudadanos en la construcción de una república moderna fue el aporte significativo de las personas que apostaron y entregaron sus vidas en los llanos en las constantes revueltas que finalmente golpearon la idea de una sociedad libre pensante. Francisco Morazán representa esa generación que convocó a las futuras generaciones a forjar una nación libre y abierta a los cambios socio-culturales. Pasaron las décadas tras la muerte de Morazán y su generación y llegaron nuevas propuestas como la de los reformadores liberales, quienes ubicaron su estatua de bronce en el Parque Central de Tegucigalpa como padre de la patria. Pero el tiempo siguió pasando y la nación democrática no llega debido a los mecanismos autoritarios que profundizan aún más la marginación. El Estado hondureño circunscribe a Morazán como un simple soldado triunfador en el campo de batalla, pero por suerte hay mucha gente consciente que ve a ese hombre como un forjador de libertad y un ciudadano comprometido con la nación. La juventud convocada en las palabras de Francisco sigue en su reto de democratizar Honduras y las demás naciones del continente…

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