Por: Gilberto Ríos Munguía
Debemos seguir analizando la forma de actuar de las élites en nuestro país, el apoyo sistemático que reciben de los sectores conservadores de la comunidad internacional y la necesidad de enfocar nuestros esfuerzos políticos en combatir esa estructura de dominación. Esta caracterización es fundamental para tener una medida de las necesidades más inmediatas en nuestras fuerzas y la dimensión y temporalidad de esta lucha que emprende el pueblo hondureño por su liberación.
En esto hemos seguido de cerca el papel de Naciones Unidas y de sus representantes en el país; acá no vale la pena mencionar personas, sino el papel de las instituciones que poco o nada han contribuido a resolver la crisis en favor de los afectados por el golpe de estado, la represión política, el fraude electoral de 2013 y el nuevo fraude electoral de 2017. Lo más importante para las diferentes agrupaciones sociales, organizaciones políticas y gremiales, es tener claro que en Honduras esas instituciones no resolverán el problema y que la dilación con la que, por ejemplo, se ha empantanado el llamado “diálogo nacional”, no es sino útil a las fuerzas conservadores y reaccionarias que se encuentran en el poder.
En el caso de la OEA, sus presentantes y su “Misión de Apoyo Contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras”, ha sido mucho más fácil comprender su naturaleza, viendo el papel de la institución a lo largo de la historia y especialmente con su desbocado Secretario General, Luis Almagro, convertido en un vulgar activista del imperialismo norteamericano cuyo objetivo primordial ha sido en los últimos años, acompañar el golpe de estado contra la República Bolivariana de Venezuela.
Observando el llamado “diálogo nacional” que se ha montado a nivel de cúpulas partidarias y el régimen, su legitimidad se ha perdido aún antes de comenzar y tiene diferentes manifestaciones de debilidad que evidencian sus limitaciones y preocupan en sentido de homogenizar a sus protagonistas. Si bien no es raro ver al Partido Liberal logrando acuerdos de gobernabilidad con el Partido Nacional, ahora al funcionamiento del bipartidismo parece sumarse los representantes del Ing. Salvador Nasralla; esta legitimación solo podría deberse a nuevo pacto de élites o la más pura ingenuidad gratuita. Esperamos que sea lo segundo, pero las ingenuidades en política se pagan caro y electoralmente se pagan doble.
Por su parte la verdadera oposición ha demorado en reorganizarse, no es para menos. El desgaste de la lucha electoral en condiciones tremendamente adversas del 2017, compitiendo contra los recursos del Estado para el momento electoral y sus fuerzas represivas en el tiempo posterior al fraude, tuvieron consecuencias importantes. Además, el efecto psicológico en las masas del asesinato político y sistemático de la oposición, los presos políticos –que aún se mantienen cinco compañeros ilegalmente detenido en cárceles de máxima seguridad- el exilio temporal o permanente de compañeros y compañeras y la judicialización de otro centenar de manifestantes, hace que la protesta haya disminuido notablemente.
A su vez las organizaciones sociales han mostrado un gran interés de protagonizar nuevamente las trincheras de las demandas inherentes a sus sectores y también las políticas, en tanto la crisis es multisectorial y apunta a la necesidad de reconstruir la institucionalidad perdida o borrada por la voluntad dictatorial de la élite, es innegable que cada día que pasa el régimen da muestras de la construcción de una dictadura abierta con fachada civil en una sociedad militarizada y tremendamente violenta.
La Convergencia Contra el Continuismo ha sido un esfuerzo innovador que ha recorrido el país conversando con todos los sectores sociales organizados e invitándolos a participar de la protesta pública con agendas amplias, sobre todo aquellas que denuncien la matriz del problema, es decir el modelo económico, político y social que impera en Honduras y la necesidad de impedir su continuidad. Por eso existe una gran expectativa en cuanto a la movilización nacional que se ha convocado para Tegucigalpa el próximo jueves 30 de agosto y que se estima podría aglutinar decenas de miles de manifestantes.
Lo mismo que continúan los esfuerzos por concretar un encuentro regional de organizaciones sociales para los días 25, 26 y 27 de octubre el marco del Foro Mesoamericano /ALBA Movimientos, que se realizará en las instalaciones de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, para contribuir también con el debate dentro de la academia sobre el papel de las organizaciones sociales en los cambios estructurales, complementando o superando la idea de las vanguardias partidistas.
Nota relacionada EL DIÁLOGO
No obstante, la protesta dispersa sufre el ascenso que estaba previsto para estos meses, en tanto se recrudece la crisis económica y ésta alcanza a diferentes sectores de la sociedad. Los vemos en la demanda del sector transporte, que comenzó unida y que ahora tiene diferentes actores, así como en los estudiantes que diariamente –tanto en la universidad pública como en las instituciones de segunda enseñanza- han protagonizado enfrentamientos con la policía en el último mes. A esto parece sumarse la protesta del sector salud, uno de los más golpeados por la corrupción del partido en el gobierno.
Las manifestaciones del agotamiento del régimen son muchos y las fuerzas de oposición –política y social-, deben hacer una correcta lectura de esta crisis/oportunidad que se presenta. Por su parte es correcta la convocatoria del Partido Libertad y Refundación a un diálogo directo con el pueblo, a través de asambleas de base en las que se propongan caminos de lucha que satisfagan la necesidad de justicia social de las grandes mayorías.
-
Me encanta desafiar el poder y escudriñar lo oculto para encender las luces en la oscuridad y mostrar la realidad. Desde ese escenario realizo el periodismo junto a un extraordinario equipo que conforma el medio de comunicación referente de Honduras para el mundo Ver todas las entradas