“Nos vemos en la obligación de salir con el menú, ofreciendo por todos lados. Mire esto es una jauría de lobos”: Juan Sagales, dueño de dos restaurantes de Valle de Ángeles
Por: Redacción CRITERIO
Tegucigalpa.- ¡¿Ya comió amor?, le tenemos un rico menú ¿quiere verlo?! Con esas frases se recibe a los turistas en el pintoresco municipio de Valle de Ángeles, ubicado a tan solo 22 kilómetros de la capital hondureña.
Debido a múltiples factores y principalmente por el encarecimiento del costo de la vida y la crisis económica en general, la afluencia de turistas se ha visto mermada en los últimos meses en este municipio del departamento de Francisco Morazán, que tradicionalmente ha sido visitado por nacionales y extranjeros, que buscan el agradable clima que impera en la zona rodeada por verdes colinas de pino y roble.
Otro de los atractivos de Valle de Ángeles son sus casas, calles coloniales y sus vistosas artesanías, que adornan los pasajes del centro del municipio donde ahora es normal ver el desplazamiento de meseros, meseras y hasta de los dueños de los restaurantes que andan en busca de los comensales.
CRITERIO se desplazó ayer sábado por el pueblo y se encontró con calles y un parque desolado, pero con una avalancha de meseras que ofrecían sus platillos e incluso hasta ofertas del dos por uno para que los clientes se animaran y las visitaran.
Pamela Durón Ávila, una empleada de uno de los tantos restaurantes, nos confesó que se han lanzado a la caza de los comensales porque hay demasiada competencia y poca presencia de turistas, a quienes se debe “enamorar” para que lleguen a sus negocios.
La nueva estrategia implica quién da más y quién baja más los precios y se está aplicando desde hace un año ante la poca afluencia de turistas. Ella cree que la situación se debe a la crisis económica que impera en Honduras y porque para el turista ya no hay nada nuevo que ver en Valle de Ángeles. porque sus autoridades municipales se han olvidado de gestionar nuevos proyectos.
Pamela nos contó que trabaja en el restaurante de una joven pareja que hace seis meses instaló el negocio con el ánimo de generar empleos e ingresos para la familia, pero actualmente la frustración es grande porque apenas ajustan para el pago de los servicios públicos, impuestos y los salarios de cuatro empleados.
Nos dijo que si sus jefes no han cerrado el negocio es porque “prefieren quedarse sin dinero y pagar nuestra planilla, sacrificando lo de ellos”, contrario a lo que hacen en otros negocios que los empleados se quedan hasta una semana sin pagos.
En nuestro recorrido nos encontramos con Jamileth Vásquez, otra empleada de restaurante, que al igual que Pamela se lanzó al parque en busca de clientes para llevarlos a las mesas y ofrecerles sus platillos.
Vásquez nos afirmó que la crisis en los negocios ha tenido más impacto después de las elecciones de noviembre del año pasado, que fue cuando se comenzó a observar la disminución de turistas, producto de la crisis política que confrontó a los hondureños en violentas manifestaciones.
Desde ese entonces, las ventas en el restaurante donde ella trabaja cayeron de 50,000 lempiras en un fin de semana a 15,000, nos comentaba mientras en ese momento apareció caminando por el parque don Juan Sagales, su jefe y propietario de dos restaurantes.
“Nos vemos en la obligación de salir con el menú, ofreciendo por todos lados. Mire esto es una jauría de lobos”, nos dijo Sagales, al ver nuestro interés por conocer cómo están funcionando los restaurantes de Valle de Ángeles.
Actualmente hay más de 30 restaurantes, lo que a juicio a Juan Sagales, es demasiada oferta ante tan poca demanda. Sagales llegó a Honduras hace diez años procedente de Barcelona, España y desde hace siete años instaló un restaurante y hace tres años un segundo, pero resiente que no tenga ganancias, porque los únicos ingresos se le van en el pago de los impuestos municipales, para el Servicio de Administrador de Rentas (SAR) y para el pago de la planilla de los dieciséis empleados que tiene en ambos restaurantes.
El ciudadano español residente en Honduras, dijo que si no ha cerrado los negocios es porque ha asumido una obligación moral y porque tiene respeto, especialmente con los empleados que son estudiantes y con las madres solteras.
“Yo aguantaré todo lo que se pueda aguantar, tengo la capacidad para aguantar, pero yo no puedo echar a la gente que necesita de mis restaurantes para sobrevivir”, expresó, mientras nos explicaba que de momento no asume pérdidas porque ha sido un buen administrador. “Pero el chiste tampoco es que solo estemos trabajando solo para impuestos y solo para el personal, tiene que haber un beneficio”, remarcó.
Lamentó que en Valle de Ángeles no se cuida al turismo, tanto por la municipalidad como por la secretaría de Turismo. Asimismo, que el hondureño sea incapaz de organizarse y trabajar de manera solidaria como ocurre en Europa
“Lo que pasa aquí es que es un pueblo con muchas envidias, es un pueblo donde cada uno tira por su lado y no hay una unidad”, lamentó, al tiempo que señaló que en la municipalidad existe un departamento de turismo, dirigido por el propietario de un hotel, quien maneja las cosas para sus propios intereses.
MARCA VALLE DE ÁNGELES
Este domingo el gobierno a través de la secretaría de Turismo y la alcaldía municipal, hicieron el lanzamiento de “Marca Ciudad” Valle de Ángeles, con el compromiso de mejorar el turismo. Sin embargo los dueños de los restaurantes se quejan porque no se les tomó en cuenta y porque no saben en qué consiste la iniciativa.
Asimismo, porque la alcaldía les envió una ordenanza que instruye que partir de 5:30 de la mañana de este domingo no se permitirá mesas y carpas al aire libre. La ordenanza no establece la fecha de vigencia, por lo que los dueños de los restaurantes temen que la nueva iniciativa prohíba esta práctica que es el principal atractivo para los visitantes.
Al final de nuestro recorrido nos encontramos con las hermanas Ileana y Mary Aguilar, quienes en familia andaban disfrutando del ambiente y del agradable clima y por supuesto de las comidas del restaurante donde conversamos. Ellas nos confesaron que si la ordenanza se sigue aplicando en razón de la “Marca Ciudad”, no volverán porque la idea es relajarse al aire libre y disfrutar de la relativa seguridad que se ofrece en este pintoresco pueblo.
Las comensales, se sintieron sorprendidas de la manera cómo los dueños de los restaurantes salen ahora a las calles a buscar a los clientes. Para llegar al lugar donde estaban, fueron abordadas por al menos cuatro empleadas de otros restaurantes.
“A veces eso que lo anden llamando agobia, pero entendemos que es una manera de atraer al cliente, es una forma de mercadeo”, manifestó Mary Aguilar.
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Me encanta desafiar el poder y escudriñar lo oculto para encender las luces en la oscuridad y mostrar la realidad. Desde ese escenario realizo el periodismo junto a un extraordinario equipo que conforma el medio de comunicación referente de Honduras para el mundo Ver todas las entradas
Un comentario
Es una vergüenza lo que dice ese Sr. Juan Sagales, es un estafador, a todo el pueblo le debe dinero. Vergüenza da que lo entrevisten.