No hay fiereza en el Lobo

Por: Jaime A Flores

Quedó evidenciado que no está a la altura de las circunstancias y más que un lobo feroz, aquel candidato presidencial construido por el marketing político, que con puño de hierro y guante de acero amenazaba a la delincuencia, es un inofensivo felino, incapaz de salir en defensa de su familia con hidalguía, valentía y arrojo, aunque tenga la certeza de que “Mi Rosa” no es una hermanita de la caridad ni tampoco de las clarisas.

Porfirio Lobo es la bolsa de boxeo de este gobierno de cual fue y es comparsa. Lo ayudó a la toma del poder, pero como dice el viejo refrán mal paga el diablo a quien bien le sirve, y ahora juan orlando limpia su manchado rostro de corrupción a costa de entregar a cuenta gotas a miembros de su familia, que, dicho sea de paso, no son mansas palomas.

Todo jefe de familia (hombre, mujer) debe salir por honor en defensa de los suyos cual fiera herida, pero el lobo feroz salió como dirían en mi pueblo con sombrerazos y lanzando manotadas de ahogado, que al igual que las amenazas del famoso cantante mexicano Juan Gabriel en sus rancheras no asustan a nadie.

Desde el momento en que le capturan a su “Rosa”, la engrilletan de pies y manos y la exhiben ante la opinión pública como si fuera el Chapo Guzmán, el hombre olanchano, el valiente, el cacique, el hacendado, hubiese destapado la “olla” de la corrupción y haber hecho temblar las estructuras corruptas sobre las que se cimienta este gobierno y hecho suyo el dicho cantinflesco: “caiga quien caiga” y si me voy yo, se van todos.

Y para ponerle la cereza al pastel, la jueza lo echa de la sala y se conforma con brindar una timorata declaración, que ni siquiera lastima da por insulsa y desabrida; como si darle un beso a la amada fuera un hecho heroico, hasta nuestras mascotas besamos como muestras de cariño y afecto.

Su posición timorata y acobardada no es porque no quiera a su Rosa, al contrario, la ama, es por miedo, por cobarde y por pusilánime. Si mueve la boca su extradición está como en el banco, se va a hacerle compañía a su hijo a una fría, solitaria y helada celda de New York por sus relaciones incestuosas con los narcotraficantes.

Cuanto bien le haría al país que Porfirio Lobo Sosa hable y saque a la luz a todos los corruptos y narcotraficantes de este gobierno y los actos de corrupción en los que están involucrados. ¡Cómo temblaría toda la cúpula del corrupto partido nacional! De todas maneras, hundido ya está, sólo falta que lo ahoguen y muy poco tiempo le queda.

Además, pasaría a la historia porque se reivindicaría con el pueblo hondureño por el daño realizado durante su mandato y por haberse prestado a consolidar el golpe de Estado y por su docilidad ante la oligarquía hondureña, a sabiendas de su militancia en el partido comunista hondureño y su paso por una universidad de la extinta URSS.

Todos los nacionalistas corruptos, por supuesto, deberían de tener la barba en remojo, en estos momentos son letra de cambio de juan orlando quien por salvarse los va a entregar y no sólo a los tribunales de aquí, sino que a los de allá, que son implacables. El ejemplo lo tienen cerca y muy cerca.

La pregunta del millón ¿va a hablar? o en silencio rumiará su dolor y se llevará a la tumba el nombre de las y los corruptos. Su cobardía sólo favorece a unos pocos, no tardan en ir por usted don Porfirio Lobo, el silencio solo lo va a hundir. Momentos hay en la vida que se necesita ser un kamikaze e ir de frente.