Las elecciones de 1923, el camino a la revuelta

Por: Edgar Soriano Ortiz

En 1923 se celebraron las elecciones presidenciales de Honduras en un ambiente de hostilidad propiciadas por un régimen político centralista y las confrontaciones entre las distintas facciones. El partido Nacional democrático postuló al caudillo Tiburcio Carías Andino quien obtuvo 49,953; mientras que el partido Liberal llegó divido en dos facciones, una liderada por el ex presidente Policarpo Bonilla y otra por Juan Ángel Arias, el resultados de los sufragios les dio 35,474 y 20,839 respectivamente. Al no sacar el 50% de los votos el candidato Tiburcio Carías el escenario político se volvió tenso entre acusaciones y conspiraciones.

 En el partido Liberal la facción de Juan Ángel Arias intentaba negociar con Carías Andino los puestos de la Corte Suprema de Justicia, situación que provocó los señalamientos de los otros grupos del partido y Policarpo Bonilla decidió no ceder a ninguna de esas estrategias con el argumento de no prestarse a propiciar la derrota del partido.

Llegó el 31 de enero sin posible negociación ya que el 1 de febrero según la constitución era el día de toma de posesión, ese mismo días Tiburcio Carías salió al oriente del país a reagruparse con sus seguidores. El  1 de febrero líderes regionales del partido Liberal se levantaron en armas contra el gobierno, mientras Tiburcio Carías se levantó en armas en la frontera con Nicaragua, pero sus posibilidades contra el régimen eran adversas.

La rebeldía de varios generales “liberales” como Vicente Tosta Carrasco y Gregorio Ferrera  quebranto al régimen que dirigía Rafael López Gutiérrez (falleció por enfermedad durante la contienda) y Ángel Zuñiga Huete. Hacia mediados de marzo casi todas las ciudades estaban en manos de la alianza rebelde, menos la capital.

Esta última sufrió el asedio de 45 días que causaron la muerte de cientos de personas incluyendo civiles desarmados. Estados Unidos mantuvo niveles de injerencia para llegar a acuerdos con los frentes de batalla, sus buques de guerra se convirtieron en lugares de negociaciones y desembarco de tropas, como sucedió el 18 de marzo en que 200 marines llegaron a Tegucigalpa, desatando el repudio de los intelectuales, como  Froylán Turcios quien publicó el “Boletín de la Defensa Nacional” para protestar enérgicamente contra la injerencia imperialista.  

La guerra de 3 meses,  dejó huellas de odio y dolor canalizados a través de las clientelas partidarias que en los siguientes contextos impusieron formas de gobiernos tuteladas por las injerencias del departamento de Estado y el autoritarismo interno. Los reductos de estas imposiciones alcanzan nuestro tiempo, cargados de fundamentalismo y burla, de miedo y desesperanza.

  • Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas

Un comentario

  1. Ese es el camino pero con jóvenes armados de valor no queda otra que la insurrección de caminatas y antorchas es como espantar moscas y ellos son los llamados a defender la patria y si no mejor esperemos otros cuatro años sin reformas la misma corte y el mismo Congreso los mismo en el TSE.

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