Por: Oscar Miguel Marroquín
“Para quien tiene miedo, todo son ruidos”
Sófocles
El artículo 590 del nuevo Código Penal aprobado recientemente, refleja sin lugar a equívocos, el miedo del Partido Nacional, de Juan Orlando Hernández y los diputados nacionalistas.
Pero ¿Cuál es el origen del miedo que sienten estos funcionarios?
El miedo de estos nace, de los ejemplares acontecimientos en materia de corrupción e impunidad de países como El Salvador, Guatemala, Costa Rica y Panamá, en los cuales la justicia ya alcanzó a los ex presidentes Francisco Flores, Antonio Elías Saca ambos salvadoreños, al guatemalteco Otto Pérez Molina y al panameño Ricardo Martinelli.
Inevitablemente, estos ya tuvieron cita con la justicia. De estos ruidos, aquellos miedos, en los honorables corruptos hondureños.
En este mismo orden de cosas, el pueblo guatemalteco ha decidido declararle la guerra de una buena vez por todas a la corrupción, ahora el presidente Jimmy Morales asta al borde de ser encarcelado, igualmente por actos de corruptela.
Los vientos de estas ejemplares acciones han llegado hasta Honduras, golpeando las puertas de casa presidencial, el Congreso Nacional y la Corte Suprema de Justicia, seguramente a manera de recordatorio, sobre las cuentas pendientes que estos tienen con la justicia.
La protesta y presión social en Honduras para que se investiguen casos de corrupción, va en aumento, también va en aumento los fuertes temores de muchos funcionarios públicos implicados en estos casos; la creación del articulo 590 es a todas luces una medida desesperada que busca criminalizar y atemorizar a quienes reclaman justicia. Sedientos están los corruptos de impunidad.
En palabras más filosóficas, “para quien tiene miedo, todo son ruidos”.
La simple lógica indica que, un pueblo omite hacer uso “de vías no institucionales para obtener satisfacción a sus reclamos” (E. Raúl Zaffaroni) cuando las instituciones del Estado se encargan efectivamente de hacer su trabajo; un ejemplo de insatisfacción es el reclamo que ha hecho la sociedad hondureña para investigar y castigar a quienes sean encontrados culpables de delitos de corrupción, pero las instituciones encargadas de aplicar justicia no funcionan.
La creación de la Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras MACCIH es prácticamente el más claro ejemplo para aseverar que la institucionalidad no funciona, y que, por tanto, la sociedad tiene todo el derecho de hacer sus reclamos por vías no institucionales.
En resumidas cuentas, el articulo 590 no es, sino el miedo de aquellos ruidos que poco a poco entran hasta los oídos de los corruptos.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas
Un comentario
Así terminan y ahí llego su fama. Adiós hombres de carne y hueso mortales como cualquiera. Dioses de barro.