Tiemblen mafiosos, corruptos y criminales, porque no callaremos

Por: Oscar Marroquín

redaccion@criterio.hn

     «… Les suplico, les ruego, les ordeno en nombre de Dios: ¡cese la represión!»

Monseñor Romero

Tegucigalpa.-Solidarios estamos contigo Johny José Lagos, las balas de los criminales, corruptos y mafiosos solo delatan su culpabilidad de todo lo que tu periódico señala, ilusos los que dispararon, idiotas los que ordenaron, pues las palabras nunca mueren.

Hemos recibido el mensaje y, por eso redoblaremos nuestro trabajo periodístico.

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Como una forma de solidaridad, buscaremos incansablemente, donde sea y como sea, hasta encontrar toda aquella información que dé con los corruptos, narcotraficantes y criminales que tienen hoy por hoy a la patria morazanica de rodillas, callar seria la peor derrota para el noble pueblo catracho, el silencio entonces no forma parte de nuestro espíritu profesional.

Ya pueden los criminales, sentirse temblorosos, sus guaridas son ahora nuestro objetivo, que importa si esta se encuentra en el Congreso Nacional, Presidencia de la Republica o alguna casa de esas que sospechosamente han adquirido en los Estados Unidos, no importa tampoco si los bandidos se esconden en algún cuartel o puesto policial, hasta allá llegaremos y, nuestra interpelación será demoledora.

Quizá los criminales intelectuales de este atentado, ignoran o pretenden ignorar que la fuerza bruta, solo es precisamente de los brutos.

En Honduras han acaecido en los últimos años hechos que son imposibles de callar, nuestra misión es llevar la noticia hasta el pueblo, sin importar las consecuencias; ya quisieran los corruptos que nos calláramos, que simplemente fuéramos reproductores de sus verdades, infortunadamente para los criminales, no estamos hechos de ese material.

Conocemos de sobra, el típico accionar de quienes molestos al verse al descubierto, optan por la eliminación física de la persona humana, en una inútil ilusión por silenciarnos, de los nuestros ya son muchos los que forman parte de la lúgubre lista de asesinados, perseguidos o amenazados, si bien aspiramos a que esto tenga un alto, no nos llamamos a engaño, seguros estamos que otros y otras podrían engrosar ese inmenso registro de periodistas asesinados.

El martirio, no es pues nuestro horizonte, pero este humilde trabajo por el cual optamos algún día de nuestras vidas, lleva implícito el riesgo de perder incluso nuestra propia existencia y, en algunos casos hasta la de nuestros familiares, pero nada de esto puede o podrá separarnos de nuestras convicciones profesionales en función de informar.

Colega, amigo Johny José Lagos, estamos en las buenas y en las malas contigo y tu familia.