Por: Redacción CRITERIO
La Cepal acaba de publicar un documento que retrata la desigualdad en Latinoamérica y el Caribe. La matriz, presentada en Santo Domingo el 1 de noviembre de 2016, vuelve a evidenciar que esta región es la más desigual del mundo, pese a los esfuerzos en inversión social de los gobiernos durante los últimos 20 años.
En palabras de la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, parte del avance hacia una región más equitativa está en el reconocimiento y el análisis de las características de la desigualdad social, porque así se comprenden mejor las brechas estructurales que marcan a Latinoamérica.
Y en esa visibilización el periodismo juega un rol protagónico, porque además de narrar detalladamente los rostros y características de la desigualdad, propicia reflexiones sobre los caminos para cerrar las brechas. Por eso, esta nueva publicación de la Cepal le recuerda al periodismo de la región por qué la inequidad debe ser un tema recurrente en su agenda. Encontramos 10 razones.
Los indígenas y afrodescendientes, que son la cuarta parte de la población, son los más pobres e invisibilizados
Latinoamérica tiene 826 pueblos indígenas reconocidos que suman 48 millones de personas y más de 125 millones de afrodescendientes. Esto quiere decir que, por lo menos, esas poblaciones suman el 25% de todos los habitantes de la región. Pese a ello, suelen ser invisibilizados. La Cepal asegura que una de las formas más comunes de exclusión es la falta de información estadística, lo que dificulta el diseño de políticas públicas para mejorar sus condiciones de vida.
Por otro lado, indígenas y afrodescendientes suelen ser los más pobres de la región. Si bien América Latina ha reducido notablemente sus niveles de pobreza e indigencia durante la última década (de 44% en 2002 pasó a 28% en 2014), la pobreza todavía afecta a 168 millones de personas y las cifras disponibles evidencian que los indígenas y los afrodescendientes son los más pobres.
La mayoría de los niños no tienen sus necesidades básicas garantizadas: 63 de cada 100 viven en situación de pobreza
En 18 países analizados por la Cepal, el 21% de los niños y adolescentes entre los 0 y 14 años vive en condiciones de indigencia y otro 42% más son pobres. Ese desequilibrio se debe a varias razones, entre ellas estas dos:
El descenso en las tasas de fecundidad ha sido más lento entre las poblaciones con menos recursos, por lo que en los hogares más pobres de Latinoamérica suelen nacer más niños que en los hogares con ingresos económicos más altos.
Han aumentado los hogares con la mujer como cabeza de familia y esos hogares enfrentan una mayor probabilidad de encontrarse en situación de pobreza, porque a ellas les cuesta más encontrar trabajo que a los hombres.
Casi la mitad de los jóvenes ni estudia ni trabaja, en algunos países de la región
Si hay un grupo que genera especial preocupación no solo en esta región sino en todo el mundo son los jóvenes que no estudian ni trabajan y son altamente estigmatizados, porque en el imaginario prima la percepción de que son vagos o delincuentes.
La matriz de la Cepal muestra que las diferencias entre las mujeres y los hombres jóvenes son muy notorias: en casi todos los países el porcentaje de jóvenes ‘nini’ duplica los porcentajes de los varones. En algunos, la diferencia es mayor: en Guatemala se sextuplica (43% mujeres, 5% hombres) y en Ecuador se cuadriplica (31% mujeres, 8% hombres).
Las mujeres dedican más tiempo al trabajo no remunerado que los hombres
Las mujeres dedican más horas al trabajo doméstico y menos horas al trabajo remunerado en comparación con los hombres. Esa tendencia se repite en todas las edades, pero la brecha es más significativa entre los 25 y 45 años.
En Uruguay, por ejemplo, las mujeres que destinan tiempo al trabajo doméstico y de cuidado no remunerado supera el 50%, mientras que los hombres en ese mismo rango de edad no alcanzan el 20%. Una brecha similar se da en México, Ecuador y Colombia. Esto corrobora, según la Cepal, que la carga del trabajo no remunerado tiene un marcado sesgo de género y que la brecha aumenta cuando hay menores de edad o personas dependientes en el hogar.
Todavía falta un largo trecho en seguridad social y jubilación para los mayores de 65 años
Pese a los avances en materia formalización del empleo durante la última década, sigue siendo elevada la tasa de personas mayores sin cobertura de seguridad social en la región. Situación que para la Cepal es preocupante porque también ha habido, durante los últimos años, un aumento de la esperanza de vida. Esto significa que tanto hombres como mujeres envejecen cada vez menos protegidos.
A 2014 había un 37% de hombres mayores de 65 años sin acceso a una pensión en 10 países latinoamericanos, y un 49% de mujeres de la misma edad en esta situación.
El embarazo adolescente continúa siendo alto
El embarazo adolescente sigue siendo común en Latinoamérica, especialmente entre poblaciones indígenas, afrodescendientes, de áreas rurales y en situación de pobreza.
Así lo muestran las estadísticas de siete países que la Cepal analizó, siendo República Dominicana el que encabeza los indicadores: un poco más del 40% de las adolescentes con menores ingresos en las áreas rurales habían sido madres en 2010, mientras que las que vivían en el campo con más recursos no superaban el 15%. En las áreas urbanas dominicanas la tendencia fue la misma: 35% versus menos del 15%.
No siempre el embarazo adolescente está vinculado a la falta de información sobre métodos anticonceptivos o a los derechos sexuales y reproductivos, sino a la concepción de la maternidad como el eje del proyecto de vida de las mujeres. Pero esa percepción, explica la Cepal, perpetúa las condiciones de desigualdad. En promedio, las mujeres de 20 a 24 años de la región que fueron madres adolescentes obtienen 3,2 años menos de estudios comparadas con las de su misma edad que no lo fueron.
Las áreas metropolitanas concentran más riqueza y las zonas con poblaciones indígenas o afrodescendientes, mayor pobreza
En la mayoría de los países latinoamericanos, las regiones con menores niveles de pobreza son los territorios metropolitanos donde se ubica la capital. Ese es el caso de Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Nicaragua, Paraguay y Venezuela.
La otra cara de moneda la conforman las poblaciones con más del 70% de sus habitantes en situación de pobreza, ubicadas en territorios indígenas de Panamá, Honduras, Venezuela, Colombia, Guatemala y México.
Uno de cada cinco latinoamericanos vive en tugurios
Los tugurios son una de las caras más expresivas de la desigualdad en las ciudades, porque suelen ser áreas sin servicios públicos ni infraestructura adecuada. La Cepal resalta los avances, durante los últimos 20 años, en las condiciones de vida de las poblaciones más pobres de las ciudades latinoamericanas: la proporción de residentes urbanos que vive en estos asentamientos informales pasó del 34% en 1990 al 23% en 2010.
Sin embargo, ese organismo alerta sobre el aumento en números absolutos de la cantidad de personas que vive en condiciones tuguriales: de 105 millones en 1990 Latinoamérica pasó a 111 millones en 2010. Eso se explica por el crecimiento demográfico y la urbanización desarrollada en el contexto de la pobreza.
Predomina la cultura del privilegio sobre la cultura de la igualdad
La “cultura del privilegio”, entendida como el conjunto de normas y valores a través de los cuales se legitiman las desigualdades sociales, hace que a Latinoamérica le sea imposible alcanzar tasas altas y sostenidas de crecimiento económico. Por eso, dice la Cepal, la cultura de la igualdad contribuirá a revertir esta situación. Ese es el gran desafío de América Latina, porque sigue siendo una región con las mayores brechas socioeconómicas del mundo.
Transitar hacia una cultura de la igualdad supone, por un lado, la abolición de los privilegios a determinados grupos poblaciones y la consagración de la igualdad de derechos de todos los individuos, cualesquiera sean su origen, clase social, sexo, raza, etnia, edad, territorio, religión, orientación sexual o identidad de género.
El gasto social no es suficiente
Los países latinoamericanos se han esforzado en aumentar el gasto público social y protegerlo de los vaivenes económicos, pero los incrementos siguen siendo modestos y la expectativa de un incremento para los próximos años es lejana por el moderado crecimiento que se pronostica en la región.
Para mitigar el impacto en los indicadores sociales, la Cepal resalta que es necesario que los países cuenten con mayores recursos para la inversión social y que garanticen la financiación de las políticas sociales básicas, como la erradicación de la pobreza, el acceso a la salud y a una educación de calidad, una vivienda digna y un trabajo decente.
La Cepal resalta que desde la década del 90 en la región se ha dado una expansión de los ingresos tributarios, que pasó de un 14,4% del PIB en 1990 a un 21,3% del PIB en 2013. Pero esa carga todavía está lejos del promedio del 34% del PIB que recaudaron los países de la OCDE ese mismo año. Además, este crecimiento no ha sido homogéneo en los países de la región y hay altas tasas de evasión y elusión, que no permiten que los países enfrenten bien sus desafíos en el gasto social.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas