En el Día Internacional de las Mujeres Defensoras de Derechos Humanos, se denuncia la alarmante violencia que enfrentan en Honduras, donde más del 54% de las agresiones provienen de funcionarios públicos.
Tegucigalpa, Honduras. – El 29 de noviembre se conmemora el Día Internacional de las Mujeres Defensoras de Derechos Humanos, una fecha que busca visibilizar y honrar la labor de miles de mujeres en todo el mundo que luchan por la defensa y promoción de los derechos humanos. Este día es especialmente significativo en Honduras, un país donde las defensoras enfrentan desafíos extremos, incluyendo violencia, falta de apoyo institucional y un contexto de impunidad.
Entre 2012 y 2023, la Iniciativa Mesoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos (IM-Defensoras) ha documentado un panorama alarmante de violencia contra defensoras en México y Centroamérica, con 200 asesinatos y 228 intentos de asesinato registrados.
Además, entre 2022 y 2024, más de 30 defensores han sido asesinados, ubicando al país centroamericano como el más hostil para la defensa de derechos humanos.
Jessica Sánchez, directora ejecutiva del Grupo Sociedad Civil, comparte su experiencia sobre los retos que enfrentan las defensoras en el país. “Uno de los retos que significa ser defensora es estar en constante peligro y tener relación con la familia. Uno piensa en la familia, en sus hijos e hijas, en lo que puede pasarles”, explica Sánchez.
La situación para las mujeres defensoras de derechos humanos, en ese sentido, la defensora resalta la falta de apoyo gubernamental que se evidencia en un debilitado Sistema Nacional de Protección, en favor de las personas defensoras de derechos humanos, periodistas, comunicadores sociales y operadores de justicia.
El Mecanismo de Protección ha demostrado ser incapaz de salvaguardar la vida de los defensores. Uno de los ejemplos más emblemáticos es el asesinato de Juan López quien gozaba de medidas cautelares por parte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, sin embargo, el Estado de Honduras fue incapaz de brindar las medidas mínimas.
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SIN VOLUNTAD POLÍTICA
Los desafíos que enfrentan las defensoras de derechos humanos en Honduras son alarmantes, de acuerdo con Yessica Trinidad, coordinadora de la Red Nacional de Defensoras en Honduras.
Uno de los principales obstáculos, destaca, es la falta de voluntad política para garantizar medidas de protección adecuadas y oportunas, adaptadas a los contextos comunitarios. Esto no sólo pone en riesgo la vida de las defensoras, sino que también perpetúa un ciclo de violencia e impunidad que afecta a toda la sociedad.
Trinidad enfatiza la necesidad de fortalecer los movimientos y propuestas políticas frente a la violencia sistemática y la desesperanza que muchas mujeres sienten en su lucha diaria por la justicia.
Además, Trinidad subraya la importancia de fortalecer la articulación nacional entre comunidades y movimientos para enfrentar un contexto caracterizado por el despojo y la criminalización.
La defensora señala que, a pesar de las adversidades, es crucial mantener la unidad y la resistencia ante un sistema que busca silenciar las voces de quienes defienden sus derechos. La lucha no sólo se trata de sobrevivir, sino de construir un futuro donde las mujeres puedan vivir con dignidad y seguridad, libres del temor a represalias por su activismo.
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FUNCIONARIOS PÚBLICOS PRINCIPALES AGRESORES
Las amenazas contra quienes abogan por los derechos humanos son constantes. La violencia proviene tanto de actores estatales como no estatales, lo que crea un ambiente hostil para quienes se atreven a alzar la voz.
Katherin Cruz de la Red Nacional de Defensoras, detalló que, en los últimos diez años, más del 54% de las agresiones registradas han sido perpetradas por funcionarios públicos, incluyendo miembros de las fuerzas armadas y la Policía Nacional, así como autoridades de instituciones locales encargadas de implementar políticas públicas.
En entrevista con Criterio.hn, Cruz describió la situación como “indignante y preocupante”, enfatizando que, en lugar de buscar alternativas para reducir los riesgos para la vida de las mujeres y las defensoras, son precisamente estas autoridades quienes perpetúan la violencia. “Es sistemático“, señala Ramírez, refiriéndose a cómo las agresiones ocurren día a día y pueden prolongarse durante meses o incluso años. Esta realidad pone en riesgo no sólo a las defensoras, sino también a sus comunidades.
A pesar del panorama complicado, Katherin Cruz destaca la importancia de pertenecer a articulaciones nacionales y regionales, lo que brinda un sentido de comunidad y esperanza. “No estamos solas”, dice con firmeza. “La lucha no es sólo por defender derechos, sino por vivir dignamente”, expresó. Inspirándose en las palabras de Berta Cáceres –ambientalista asesinada— enfatiza que no se debe permitir que las políticas de odio paralicen a las defensoras; al contrario, es vital buscar estrategias colectivas para protegerse.
Bajo este panorama de constante riesgo, Jessica Sánchez, señala que es crucial es “mantener el espíritu de defensora“. Sánchez enfatiza que, ante tantas adversidades, muchas defensoras descuidan su salud mental y su bienestar familiar. “Es un equilibrio difícil entre las labores de cuidado y la defensa de territorios”, explica.
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Amante de la lectura y la naturaleza, una mujer con la convicción firme que todos podemos hacer cambios significativos en la sociedad, por eso mi objetivo es exponer las injusticias que adolece la ciudadanía. Busco incidir, a través del periodismo, en la defensa y promoción de los derechos humanos, evitando caer en la complicidad de callar ante las injusticias y la corrupción. Ver todas las entradas