Por: Raúl Sendic García Estrada
Honduras es uno de los países más violentos, así lo relata Alberto Arce en su libro «Al ras del Suelo, crónicas desde el país más violento del mundo», lugar donde es asesinada una mujer cada 20 horas, donde jóvenes sicarios ejecutan a los taxistas que no logran reunir las 20 mil lempiras que les exigen los extorsionadores, donde la policía puede matar a golpes a un adolescente, acusado de complicidad de asesinato, y donde una embarcación que tan sólo transporta verduras y personas dormidas, es acribillada a balazos al cruce de una operación antinarco.
De este país, donde operan los escuadrones de la muerte, que sin esperar la justicia exterminan a bandas enteras de presuntos secuestradores y donde en un precario hospital atienden cada noche a 20 heridos por disparos o machetazos, en un país con 20 muertos diarios por la violencia y donde los políticos regalan ataúdes en campañas electorales, por lo que no es extraño que sea calificado como el país más violento del mundo.
En el libro en mención, Alberto Arce da cuenta de una guerra no declarada en una región de paso para el tráfico de cocaína que involucra a pandilleros al servicio del narcotráfico, autoridades, policías y un sistema judicial que no tienen los medios para lograr enfrentarse a la criminalidad, a una clase política corrupta y a una prensa que justifica los crímenes de los escuadrones de la muerte.
Honduras al ras del suelo, Crónicas desde el país más violento del mundo, de Alberto Arce, ha sido señalado por Tim Fergusson, Forbes, en el Robert Spiers Benjamin Award, marzo de 2015: “Ha hecho un trabajo excepcional, contándonos historias desde un contexto surrealista en una pequeña nación centroamericana corrupta, controlada por narcotraficantes y pandillas y gente que trata de sobrevivir. Con poco apoyo de las autoridades. En gran medida, los hondureños representan las brechas sociales que caracterizan la región. Tiene valor contar lo que cuenta desde un lugar como ese, poniéndole nombre a las cosas”.
En este libro, Tom Renner señaló que Alberto Arce ha detallado el descenso de Honduras y su colapso tras el golpe de estado de 2009, ha encubierto escuadrones de la muerte, permitidos por el gobierno, violaciones de los derechos humanos en las prisiones y corrupción en la policía y el Ejército, detallando el asesinato de una adolescente cometido por una unidad del Ejército, la muerte de civiles en operaciones conjuntas entre la policía hondureña y la DEA.
La crónica de Arce es de gran fuerza, al narrar circunstancias complejas e historias reales, que revelan a los lectores y la realidad de las víctimas, así como de las instituciones frágiles que no logran contener la violencia.
Antes de ausentarse en la redacción de Associated Press (AP), en la Ciudad de México, Alberto Arce (Gijón, 1976), se dedicó a viajar como freelance por Palestina, Irak, Afganistán, Irán y Libia. Dirigió junto con Mohammad Rujailah, el documental To Shoot an Elephant, dedicado a los equipos de ambulancias de la Franja de Gaza y a los mil 412 palestinos víctimas de la operación Cast Lead.
Trabajó en Guatemala para Plaza Pública, y fue corresponsal de AP en Honduras entre 2012 y 2014. Es autor de Misrata Calling.
Por su cobertura en Honduras recibió los premios Tom Renner Award (2014), Batten Medal, de la American Society of Newspapel Editora (2014); Robert Spiers Benjamin Award, por la Mejor Cobertura de América Latina (2012); Deadline Club, Society Profesional Journalists New York, en la ategoría Newspaper or Digital Beat Reporting (2013); Sigma Delta Chi Award for Best Foreign Correspondence (2013), entre otros.
San Pedro Sula es una de las localidades más peligrosas del mundo. En Honduras mueren asesinadas entre 85 a 91 personas por cada 100 mil habitantes. En San Pedro Sula mueren asesinadas 166 personas por cada 100 mil habitantes, al año, la Organización Mundial de la Salud ha decidido que a partir de ocho, la violencia es epidémica.
En Honduras la violencia es epidémica, sin un sistema de salud que responda a la atención de los heridos por altos niveles de violencia, en condiciones antihigiénicas y hacinamiento se encuentran los heridos, donde en una sola noche se pueden atender 19 pacientes víctimas de la violencia, la mayoría entre 15 y 25 años, heridos por disparos o machetazos.
Son menos de 500 kilómetros los que se interponen entre Chiapas y Honduras, declarado el país más violento del planeta en 2011, en el momento más álgido de la crisis de seguridad en México, la tasa de homicidios equivalía a 23 personas asesinadas por cada 100 mil habitantes, por lo cual la crisis mexicana palidece cuando se contrasta con la hondureña, donde la violencia en el país centroamericano es a la razón de cuatro veces más que el peor registro histórico en México.
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Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. Ver todas las entradas