Por: Edgar Israel Soriano
Recuerdo cuando en 2013 el escritor Salvador Madrid me llamó telefónicamente para invitarme a participar en una serie de foros y actividades de expresión artística que le denominaron «Gracias Convoca».
Fue una gran experiencia al compartir con grandes escritores, académicos y artistas. Las voces de aquella marea intelectual concentradas en una pequeña ciudad que duerme los sueños de «buleros» no tenían cabida a los ojos inquisitoriales de élites cerriles.
Los rectores políticos cuasi-feudales se sintieron abofeteados con la firmeza del pensamiento crítico. Sin embargo, recuerdo que buena parte de la ciudadanía, de esos que piensan en cruzar las fronteras de sus parajes para abrir posibilidades a integrar culturalmente a las dinámicas de la critica, la expresión y la construcción de derechos, se sintieron satisfechos de compartir y reír con hombres y mujeres de pensamiento y de trabajo cultural.
Ahora, con la mano omnipotente de JOH y una jauría de «políticos» con identidad dieciochesca lideran con el presupuesto nacional -nuestros impuestos- una feria con algunas muestras de arte, aunque con el nerviosismo de que los limites de lo «bonito» no cruce el camino que ponga a reflexionar a los espectadores sobre temas como el latrocinio de las instituciones de «pensiones» y «seguridad social».
Como ciudadano estoy de acuerdo con los espacios de convivencia, pero sin censura y con respeto a la diversidad. Espero que las poblaciones reclamen en toda nuestra nación espacios de formación y expresión humana con el fin de fortalecer la ciudadanía, pero despojando estos esfuerzos de la clientela «politiquera» y sus venenos enemigos de la reflexión y la construcción de una sociedad consciente…
