Por: Víctor Meza Con las palabras suele suceder lo mismo que con los conceptos: de tanto manoseo lingüístico y repetición disparatada, poco a poco van perdiendo su sentido original y
Centroamérica ¿ha inventado la política surrealista? En Honduras y Nicaragua el dialogo invocado -autorizado incluso- se degrada en monologo de un títere que rebota como tentetieso, cuyo ventrílocuo no podemos adivinar, aquí ni allá.