Por: Redacción CRITERIO.HN
Tegucigalpa. -El paso de la tormenta tropical Eta desnudó la vulnerabilidad de Honduras ante los desastres naturales y la falta de competencias del Gobierno para gestionar los riesgos.
Eta llegó al país, cuando las autoridades apostaban todas sus fuerzas al desarrollo de un feriado que tenía como fin beneficiar a empresarios del turismo.
El 29 de octubre el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos advirtió sobre la formación de una onda tropical que se convertiría en Huracán y afectaría a Nicaragua y Honduras, dejando lluvias catastróficas que producirían inundaciones repentinas y mortales.
El Gobierno omitió los llamados y siguió su plan vacacional, el cual tuvo que suspender obligado por las condiciones climatológicas el 2 de noviembre (4 días después) del primer llamado del Centro de Huracanes.
Cuando Eta empezó a dejar inundaciones, el ministro de la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco), Max González, fue consultado por Radio Progreso sobre la razón de la emisión de alertas tardías para el manejo de la emergencia y respondió:
“En ningún momento las alertas se decretaron tarde, simplemente se decretaron en los tiempos que se debía”.
La afirmación de González es falsa, ya que la emisión de alertas ante el paso de Eta fue tardía en todos los sentidos. A manera de ejemplo el departamento de Yoro, al momento de empezar a registrar inundaciones, seguía en alerta amarilla y hasta que hubo daños en carreteras y pérdidas materiales por inundaciones las
Debido a la emisión tardía de alertas, la población de Yoro y Cortés no pudieron evacuar en tiempo y forma, y los daños generados por el río Ulúa y Chamelecón fueron significativos.
ACCIÓN TARDÍA ANTE LA AMENAZA
Especialistas en gestión de riesgos consideran que Honduras no gestiona los riesgos de forma adecuada y que el paso de Eta dejó en evidencia la incompetencia gubernamental para manejar una crisis de tal envergadura.
El arquitecto Dino Rieti afirma que en Honduras los riesgos no se gestionan desde el punto de vista preventivo y reflexiona en que se han tenido muchos años para prepararse y minimizar los riesgos de fenómenos naturales de este tipo, sin embargo, la realidad que se vive en el país es preocupante.
Por su parte Carlos Leiva, quien laboró en el área de Gestión de Riesgos de Copeco, concluye que, ante la amenaza de Eta, el Gobierno estaba enfocado en atender un feriado que no tenía sentido, por lo que descuidó por completo la gestión preventiva y correctiva de la emergencia.
La primera alerta del Centro Nacional de Huracanes fue el 29 de octubre, pero el Gobierno estaba enfocado en el feriado morazánico, en ese sentido, el 30 de octubre, Copeco anunció a nivel de medios de comunicación los preparativos de los operativos a implementar durante la semana de vacaciones.
El 31 de octubre, Copeco emitió un boletín advirtiendo de la formación de una onda tropical sobre el Caribe Central, en el que hizo un llamado a vigilar la trayectoria del fenómeno.
Las autoridades bajaron la guardia argumentando que los modelos de predicción meteorológica aún no tenían certeza de la ruta que este fenómeno llevaría, por lo que, en otro boletín publicado el 31 de octubre, enfatizaron en la incertidumbre que rodeaba al ciclón.
Esta publicación fue borrada de las redes sociales de Copeco. En ella se pedía a la población no caer en especulaciones sobre el fenómeno natural, en virtud que el gobierno se resistía en aplazar el feriado de la Semana Morazánica.
Mientras Copeco interpretaba incertidumbre sobre el nivel de daños que podría generar Eta para el país, el Centro Nacional de Huracanes seguía advirtiendo sobre la magnitud del fenómeno y de los daños que podría ocasionar en Nicaragua y Honduras.
El 1 de noviembre, el Centro de Huracanes enfatizó en que los Gobiernos de Nicaragua y Honduras tomaran medidas preventivas urgentes.
El mismo domingo 1 de noviembre, Copeco inauguró los operativos de la semana morazánica, el evento se desarrolló en San Pedro Sula, con la presencia de González y organismos de atención temprana.
“Las autoridades de Copeco en ese momento estaban atendiendo las directrices para el feriado Morazánico, hay que entender que Copeco tiene pleno conocimiento de las tormentas que pueden afectar el país, los modelos de pronóstico permiten esto, pero como estaban enfocados en el feriado descuidaron la emergencia y no se activaron los comités locales y regionales, tampoco la atención primaria ante el impacto del fenómeno”, recalcó Leiva.
Ante la insistencia del Centro de Huracanes, por la tarde del 1 de noviembre, Copeco decidió emitir las primeras alertas: verde y amarilla para departamentos donde se registrarían lluvias, a pesar de eso el feriado seguía en pie.
El 2 de noviembre en horas de la mañana, Copeco y el Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Sinager) sostuvieron una reunión para tomar decisiones con respecto al feriado de la Semana Morazánica y se concluyó no suspender el asueto, procediendo a llamar a la ciudadanía a salir con responsabilidad, tomando las medidas de bioseguridad y de precaución ante las lluvias.
Para Leiva una gestión adecuada del riesgo pudo evitar pérdidas de vidas y daños y esto pasaba por alertar y evacuar a la ciudadanía en riesgo con suficiente tiempo.
“Le advertimos con tiempo a la población para que se saliera de sus casas”, recalcó a medios de comunicación, el comisionado de Copeco González, cuando fue consultado sobre los daños generados por las inundaciones.
Otra mentira del comisionado de Copeco, Max González, fue afirmar que el Gobierno advirtió con tiempo a la ciudadanía para que evacuaran las zonas de riesgo.
“Dar dos horas para evacuar fue terrible, no se le puede dar un tiempo así a cantidades enormes de personas, y además sin brindarles logística, entonces esa alerta además de tardía fue irreal”, siguió interpretando Carlos Leiva.
A raíz de los primeros daños en la zona atlántica de Honduras, en horas de la noche del 2 de noviembre Copeco y Sinager determinaron la suspensión del feriado morazánico.
“Por otra parte el Gobierno pudo poner a militares a sacar a la gente y poner a disposición de la ciudadanía toda la logística para evacuar pero no lo hicieron, por eso consideramos que hubo un pésimo manejo de la situación”, expresó Leiva.
Fue hasta el 4 de noviembre que Copeco formalizó la alerta roja para todo el país y el 5 de noviembre, llamó de urgencia a la población del Valle de Sula a evacuar en el término de 2 horas.
El 5 de noviembre en horas de la noche, el municipio de Villanueva en el departamento de Cortés registró inundaciones históricas, al quedar bajo el agua por el desbordamiento del río Ulúa.
La tarde y noche del 6 de noviembre, La Lima se vio afectada por el desbordamiento del río Chamelecón, quedando decenas de familias atrapadas en los techos de las casas y a la espera del rescate de los organismos de emergencia.
“La emisión de alertas tardías nos da como conclusión que el manejo de la emergencia fue incompetente, porque seguían una idea que no tenía ni pies ni cabeza, como un feriado turístico en medio de un huracán que al final nos dejó muchas cosas que lamentar”, concluyó Leiva.
GOBIERNO INCAPAZ DE RESCATAR A FAMILIAS AFECTADAS POR INUNDACIONES
A la fecha en que se publica esta nota, hay varias familias atrapadas en las zonas bajas de La Lima y El Progreso, específicamente en los excampos bananeros y otras pernoctando en las calles ante la falta de albergues que les permita un lugar seguro para permanecer mientras resuelven su futuro. Algunas familias perdieron sus viviendas porque cedieron a derrumbes e inundaciones y otras, en su mayoría, perdieron todos los enseres domésticos.
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A nivel de redes sociales, los pobladores de las zonas afectadas han denunciado que han sido abandonados por el Gobierno, y enfatizan su agradecimiento a la solidaridad del pueblo.
Por su parte las autoridades de la Copeco, a través de sus redes sociales y medios de comunicación, ha dejado claro que han actuado con las demás entidades del Estado en labores de rescate, entrega de ayudas e instalación de albergues para las víctimas de las inundaciones.
Tanto Rieti como Leiva, concluyeron que se necesita fortalecer los planes de atención inmediata a la población que resulte afectada por estos fenómenos, y eso pasa por una eficiente identificación del riesgo.
En declaraciones a medios de comunicación, el excomisionado de Copeco, Juan Carlos Elvir, manifestó que en la actualidad esa institución, que fue fundada hace 30 años, ha perdido su norte, pues se ha convertido en una instancia que quiere estar en todo pero que de forma operativa tiene muchas falencias.
Para Elvir, se ha contratado demasiado personal que no tiene las competencias para atender situaciones tan delicadas, como los ciclones.
En este momento Honduras es amenazada por el huracán Iota, el segundo en menos de una semana y ante tal situación la ciudadanía pone en duda y desconfianza la labor preventiva y de atención de las autoridades a favor de los afectados.