Sindicatos perdieron beligerancia, abandonaron su lucha e incursionaron en la política

 

Por: Viena Hernández

Tegucigalpa. – Los hondureños extrañan las antiguas huelgas y movimientos sociales que actuaban con beligerancia y por el bien común, con los años los sindicatos fueron degenerados por la corrupción y se han trasformado en grupos donde sus cabecillas buscan ser conocidos para luego adentrarse en política y dar la espalda a los obreros, es un sector donde algunos perdieron el norte y unos pocos mantienen sus objetivos.

Honduras es uno de esos países donde el sindicalismo parece haber perdido fuerza y beligerancia, es evidente el desgaste de estas organizaciones que hace muchos años marcaron historia y precedente.

Criterio.hn entrevistó a los sociólogos Lelys Paz y Pablo Carías para obtener una radiografía de los movimientos sindicales y cómo estos han cambiado con el paso del tiempo.

Ambos estuvieron de acuerdo que existen líderes sindicalistas que abandonaron las luchas de los trabajadores para obtener sus propios beneficios, algunos sucumbieron ante los placeres de incurrir en la política, es decir, se dejaron reclutar por los partidos y, algunos, en los peores casos, se vendieron al mejor postor y dieron la espalda a los obreros que una vez dijeron representar.

El Día Internacional de los Trabajadores del 1 de mayo de 2022, pasó mayormente a ser una fiesta, más que una oportunidad para hacer las exigencias acostumbradas por parte de los sindicatos de obreros al gobierno.

Los sindicatos comenzaron a perder fuerza a inicios de los 90 con el gobierno de Rafael Callejas y se agudizó después del golpe de Estado de 2009, sobre todo durante el gobierno de Juan Orlando Hernández, los sindicatos empezaron a perder fuerza, fueron desmontados debido al debilitamiento de las bases al atacar los derechos o estatutos, como ser de los maestros o campesinos.

El Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), que nació con el golpe de Estado, se conformó en gran parte por sindicatos, otro de los motivos que llevó a la celebración del Día del Trabajador, al sentir suyo el triunfo de colocar a Xiomara Castro en la silla del Ejecutivo.

Hay que definir que un sindicato es una asociación integrada por trabajadores, ya sea de empresas pública o privadas que se agrupan en defensa y promoción de sus intereses sociales, económicos y profesionales relacionados con su actividad laboral o con respecto al centro de producción, y que desde el momento de la asamblea de constitución se convierte en una persona jurídica.

Es común observar que personas que lideraban sindicatos de instituciones logran ser muy reconocidos y luego ingresan a movimientos políticos, para finalmente convertirse en funcionarios de gobierno.

Lo anterior obliga a preguntase si representan a los trabajadores o persiguen intereses personales con fines políticos.

Algunos líderes sindicalistas que ahora forman parte de movimientos políticos o del gobierno son, el secretario de Educación y exdirigente del Colegio Profesional Unión Magisterial de Honduras (COPRUMH), Daniel Esponda; el exdiputado y exdirectivo del Instituto Nacional de Previsión del Magisterio (Inprema), Edgardo Casaña; el diputado y coordinador del Bloque Popular y del Frente Nacional de Resistencia Popular, Juan Barahona.

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EL DECAIMIENTO DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES

El sociólogo Lelys Paz y Pablo Carías se adentraron al pasado para dar una idea más amplia del tema, donde resaltan que el apogeo del sindicalismo de los últimos años muchas veces ha dependido de la ideología política del gobierno de turno.

Por ejemplo, al recordar la gran huelga de 1954, se trata de un momento cumbre y de importancia, pero esto después cayó en decadencia debido al militarismo en Honduras y la persecución que sufrieron los sindicatos y movimientos sociales.

Los movimientos organizados de los obreros, volvieron a tener cierto auge a finales de los setentas y con la doctrina de seguridad nacional de los ochentas con Gustavo Álvarez Martínez, jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de Honduras entre 1981-1984.

Sin embargo, el país volvió a sumergirse en una época oscura de desaparecidos, aniquilamientos y del arrebato de muchas conquistas, cercenando muchos derechos laborales de todo tipo de organización.

A mitad de los noventas, la crisis regresa con el gobierno del nacionalista Rafael Leonardo Callejas (1990-1994), al vulnerar la estructura organizada de los obreros. En ese entonces, a través de la “diarrea legislativa” derogaron muchas conquistas sociales.

Desde la entrada del neoliberalismo en Honduras, las luchas han sido arduas, pero resquebrajadas y muchos derechos se han flagelado permanentemente con el gobierno impuesto de Juan Orlando Hernández, quien ahora enfrenta un juicio por cargos de narcotráfico en Estados Unidos.

Los últimos 12 años estuvieron marcados por fuerte represión, amenazas y asesinato de integrantes de sindicatos. Además, se flageló el Código el Trabajo, por ejemplo, cuando se estableció la lesiva Ley del Empleo por Hora, recientemente derogada.

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Los dos escenarios que se han mantenido son el del desmantelamiento del sindicalismo y, por otro lado, está el acaparamiento y control del Estado por parte los gobiernos, donde los principales cabecillas de sindicatos traicionaron a las bases y se convirtieron en aliados del poder.

Esa es una estrategia -manifestó Paz-, la cual ha llevado a situaciones deplorables a los obreros, con el desmantelamiento de los movimientos sindicales.

El sociólogo expresó que la razón por la que ayer se festejó el Día del Trabajador, es porque la población tiene esperanza y cree que con el nuevo gobierno lograrán que se les devuelvan las conquistas y derechos que les fueron eliminados en años anteriores.

Los trabajadores sienten que no se les seguirá viendo como enemigos, sino que obtendrán el apoyo y el respeto que han exigido, esperando volver a ser escuchados.

Los sociólogos comparten que muchos sindicalistas perdieron el rumbo, como ser, Marvin Ponce quien nació del movimiento obrero, pero al introducirse en política a través de la Unión Democrática (UD) se puso al servicio de la oligarquía, llegando a ser asesor presidencial de Hernández.

Otro caso es el del expresidente del Sindicato de Trabajadores de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (Stenee), Miguel Aguilar, quien no es reconocido por las bases del sindicato. Además, ha sido señalado por el delito de apropiación indebida en perjuicio de los sindicalistas por la Sala III del Tribunal de Sentencia.

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LOS INTERESES CAMBIARON

Pablo Carías, compartió con este medio digital, cómo decayó el movimiento sindical de Honduras, debido al cambio de la representación de los intereses de los trabajadores.

Uno de los puntos tiene que ver con las nuevas relaciones económicas, se han reducido los salarios y eso impacta al generar una población que ni siquiera encuentra trabajo.

Con la huelga de 1954 nacieron los primeros movimientos de impacto, movimiento obrero, confederaciones y federaciones campesinas. Como resultado, se aprueba el Código laboral en 1959 para estabilizar y dar garantías a los trabajadores, mejorar salarios, otorgar contratos colectivos y jornada laboral de ocho horas, entre otros.

El movimiento sindical fue potente y esperanzador, con luchas ideológicas muy tenaces. Sin embargo, el principal objetivo del modelo neoliberal es destruir los movimientos sociales.

Los políticos del Partido Nacional y Liberal endulzaron los oídos de cabezas de los sindicatos para que sirvieran a la actividad política en los años ochenta y noventa, ahí iniciaron a incursionar en política, así muchos se convirtieron en diputados, detallan los sociólogos.

Así empezó el descrédito con respecto a los líderes de esos movimientos, empezó la privatización de entres estatales y desaparecieron sindicatos. Cuando los sindicalistas empiezan a envolverse por la política, también empiezan a caer en corrupción.

Han sido señalados en los tribunales de justicia del Ministerio Público por haber usufructuado recursos de las cotizaciones de los trabajadores, de esa forma, se degeneró el fin de la lucha social, manteniéndose al pie de la bandera solo algunos de estos personajes.

No obstante, los mismos sindicatos mantienen el estilo de la política hondureña, carecen de democracia al momento de elegir a sus dirigentes, muchos son elegidos de dedo y la participación de sus integrantes en mínima, además, hay quienes adoptaron el continuismo impidiendo la formación de nuevos liderazgos, detalló Pablo Carías.

En conclusión, el sindicalismo existe, pero ha disminuido su papel, prestigio y sus propuestas, está más orientado a las instituciones de Estado, mientras que, en el sector privado, es muy pobre y reducido.

  • Jorge Burgos
    Tengo algunos años de experiencia y me encanta practicar el periodismo incómodo que toque los tinglados del poder, buscando cambios en la forma de gobernar y procurar el combate a la corrupción, develando lo que el poder siempre quiere ocultar. jorgeburgos@criterio.hn

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Un comentario

  1. Incursionar en la política es un derecho de toda persona. Realmente ese no es el problema. El problema es que los gobiernos cachurecos sometieron al sindicalismo, como? sometiendo a sus líderes a travez de prebendas, privilegios y otras cosas. En ese sentido pasan a ser parte de los activos de esos partidos. El último gremio en rendirse fué el del magisterio, al que Márlon Escoto como agente del cachurequismo logró doblarles el brazo. Indudablemente que el que ciertos dirigentes sindicales incursionen directamente en política va a influir en los movimientos gremiales, y la forma como influyan dependerá de que lado estén. ahora toda esa dirigencia comprada y sin las prebendas y privilegios que tenían, van a empezar de nuevo a hablar en nombre de los trabajadores